Cultura

La Bienal de Flamenco se queda sin director por segunda vez en un año

  • Ortiz Nuevo dimite esgrimiendo "obstáculos" del Ayuntamiento tras dos meses en el puesto sin contrato

  • Antonio Muñoz lo acusa de "chantaje" al querer imponer un equipo "contratado a dedo"

José Luis Ortiz Nuevo con Antonio Muñoz e Isabel Ojeda, el pasado 18 de julio, cuando fue presentado oficialmente como director de la Bienal.

José Luis Ortiz Nuevo con Antonio Muñoz e Isabel Ojeda, el pasado 18 de julio, cuando fue presentado oficialmente como director de la Bienal. / josé ángel garcía

La Bienal de Flamenco, el festival más importante de Sevilla según han subrayado edición tras edición todos los alcaldes de distinto signo, se encuentra sin dirección por segunda vez en lo que va de año después de que José Luis Ortiz Nuevo, que creó este evento, dimitiera ayer tras dos meses en el puesto sin contrato legal o "con menos papeles que una liebre", según declaró él mismo en una carta remitida el 15 de septiembre al concejal de Cultura, Antonio Muñoz. El desencanto del poeta y gestor cultural nacido en Archidona en 1948 con el Consistorio puede calibrarse en el modo en que anunció su marcha del cargo que asumió el pasado julio: primero a los medios de comunicación y luego al equipo del ICAS. En su primer y escueto comunicado, Ortiz Nuevo declaró que dimitía por los "numerosos contratiempos y obstáculos administrativos que ha encontrado por parte del Ayuntamiento" y que le impedían "desarrollar la Bienal que tenía pensada y que ha dejado prácticamente diseñada para su realización".

El proyecto que planteaba Ortiz Nuevo era integrador y, de hecho, iba a contar con representación de las principales instituciones con competencias en el sector, como el Centro Andaluz del Flamenco y la Universidad de Sevilla. Profesionales como el ex director de la Bienal Manuel Herrera, el arquitecto y escenógrafo Juan Ruesga, el gestor cultural Chus Cantero, la investigadora Cristina Cruces, el productor Fernando González-Caballos, el director teatral Salvador Távora o el escritor y productor musical José Manuel Gamboa formaban parte de algunos de los proyectos que iba a poner en marcha en los próximos meses, según la documentación que el ya ex director remitió al ICAS. Sin embargo, el encaje legal de dos de esas piezas no fue posible porque, según el Consistorio, Ortiz Nuevo exigió la contratación directa, sin mediar un concurso público, de dos personas que consideraba inseparables de su proyecto artístico: el que sería su director de producción Miguel Ángel Vargas, natural de Lebrija y vinculado a Podemos, y el periodista Francis Mármol, un profesional de gran prestigio con el que había trabajado en la Bienal de Málaga, que Ortiz Nuevo dirigió por encargo de la Diputación malagueña.

"El equipo de la Bienal trabaja al completo en el Año Murillo", alega Ortiz Nuevo sobre su petición

Según declaró el delegado de Cultura, Antonio Muñoz, a este medio, lo que solicitaba Ortiz Nuevo era "legalmente imposible" toda vez que una de las plazas, la dirección de comunicación, ya existe en la propia estructura del ICAS, y para contratar a Vargas como responsable de producción hubiera sido necesario realizar un concurso público con criterios de libre concurrencia y transparencia. Sin embargo, en declaraciones previas llegó a decir que "este gobierno no puede ceder a ningún chantaje ni plantear un modelo de Bienal de Flamenco al margen de la legalidad", afirmación ésta que hirió a Ortiz Nuevo, quien horas después envió un largo comunicado denunciando las "difamaciones" que había vertido Antonio Muñoz y le acusó de "sacudirse la responsabilidad mientras sólo nos ha dedicado una reunión". Añadía Ortiz Nuevo que su pretensión de contar con las dos personas antes citadas se debía, "entre otras cosas, a que el actual equipo de la Bienal, que conforman tres personas, se encuentra trabajando al completo en la conmemoración del Año Murillo. Y como es lógico pensar no se puede levantar un proyecto de más de un millón de euros sin una mínima estructura de personal".

Lo que resulta del todo evidente ante el cruce de acusaciones es el deterioro que esta situación ha provocado en la imagen de la Bienal y de las políticas culturales del Ayuntamiento pues las reglas del juego debieron quedar establecidas en un contrato que Ortiz Nuevo nunca llegó a firmar. En este sentido, desde la oposición, la responsable de Cultura del PP, Mar Sánchez Estrella, calificó lo ocurrido como "una barbaridad y una irresponsabilidad política cuando falta menos de un año para que comience la Bienal" y recordó que tanto Cristóbal Ortega como Rosalía Gómez, los dos anteriores directores, tuvieron suscritos sus contratos de alta dirección y de confianza desde que empezaron a desarrollar sus tareas.

"Si tenía esas exigencias debió ponerlas en la mesa en el minuto uno", asevera Antonio Muñoz

Según especificó el Ayuntamiento a Diario de Sevilla, Ortiz Nuevo se encontraba percibiendo una pensión como jubilado y no había tenido prisa por formalizar su relación contractual por lo que se había decidido esperar al final del verano "y cerrar los trámites del finiquito de su antecesor". "Si tenía esas exigencias debió ponerlas en la mesa en el minuto uno pero no lo hizo", aseveró Muñoz.

Ortiz Nuevo no fue la primera opción barajada por el gobierno municipal, que consultó antes que a él a otros profesionales vinculados con el arte jondo, como Juan Manuel Suárez Japón, Cristina Cruces, Isamay Benavente y Chema Blanco. El archidonense fue contratado tras destituir el Ayuntamiento a Cristóbal Ortega, que había asumido la dirección de la cita durante las dos últimas ediciones y llegó al cargo bajo el gobierno del Partido Popular. "No hubo con Cristóbal Ortega ni una crisis de confianza personal como se ha dicho ni tampoco una desconfianza en su gestión económica pero quisimos darle un aire fresco a la cita y por eso pensamos en alguien tan creativo y brillante como Ortiz Nuevo. Su programa artístico era apasionante pero, para bien o para mal, las cosas en la Administración no se pueden hacer de cualquier modo", recalcó ayer Antonio Muñoz.

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