Bienal de Flamenco

Camarón de la Isla en su tiempo

  • El nuevo auditorio de Fibes se inaugura con un homenaje al cantaor que iba "20 años adelantado a su época".

"Camarón llegaba a casa y nunca le gustaba lo que había grabado", recordaba ayer su viuda, Dolores Montoya La Chispa, evocando las dudas creativas que asolaban al cantaor de San Fernando (Cádiz) de regreso de los estudios. Ahora, 20 años después de su muerte, José Monge Cruz canta "mejor que nunca" a través de esa discografía porque, como aseguraron ayer sus familiares y su fiel escudero, el guitarrista almeriense Tomatito, "Camarón se adelantó 20 años a su tiempo y ahora es cuando estamos en condiciones de entenderlo".

A las dos décadas de su desaparición, el intérprete que hizo trizas los límites entre tradición y vanguardia recibe el homenaje de los suyos: sus amigos, sus seguidores, sus herederos, el público que le siguió desde sus primeros pasos y el que le adora sin haber tenido la suerte de escucharle nunca en directo. Para todos ellos es motivo de alegría inaugurar con Camarón, 20 años el mayor escenario con el que cuenta desde hoy España: el auditorio de Fibes, proyectado por el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, cuyas 3.500 localidades esperan a los camaroneros a partir de las 21:30. Aún quedan muchas entradas de platea (40 euros); en cambio, hay pocas ya disponibles entre las más económicas, las de anfiteatro (30 y 20 euros).

A las 22:00 subirá al nuevo escenario de Fibes una nómina de artistas que no ha parado de crecer en los últimos días y aún promete incorporar nuevas sorpresas. En la presentación a los medios del espectáculo, sus directores musicales -Tomatito y Luis Monge, hijo de Camarón e intérprete flamenco- no quisieron desvelar muchos detalles del mismo. Por supuesto, anunciaron, estarán los cantaores Duquende, Diego Carrasco, Remedios Amaya y La Susi -ella pondrá voz a la estremecedora Nana del caballo grande y al Romance del Amargo, dos hitos de La leyenda del Tiempo- y los guitarristas Juan José Suárez Paquete y Jesús del Rosario. La bailaora Paloma Fantova, los percusionistas Lucky Losada y Ramón Porrina, el pianista José María Cortina, las palmas y coros de Simón Román, Enrique Piculabe y Pedro el Granaíno se suman a esa gran banda que promete sorprender con las versiones corales de La primavera y Rosa María. En el cartel, dos flamantes figuras invitados: el cantaor onubense Arcángel y el sevillano Raimundo Amador, una presencia que a La Chispa le hace especial ilusión "porque es prácticamente de la familia y porque aunque su música es muy distinta, con su rock y su guitarra eléctrica, él es un gran artista".

Y es que, más que de arreglos, versiones y pruebas de sonido, ayer se habló sobre todo de sentimientos. "Éste es un tributo a mi padre hecho con mucho cariño y para que todos lo pasemos muy bien", declaró Luis Monge, que ha heredado los hermosos ojos y la timidez de Camarón. A su lado, bella y pálida, La Chispa alternaba momentos de fragilidad y de orgullo al recordar a ese artista "que era el mejor hombre del mundo porque era mi marido" y cuyo cante "nos acompañará para toda la vida", empeño en el que le gustaría contar en un futuro no lejano con la Fundación Casa Museo Camarón en San Fernando.

Este tributo de la Bienal de Sevilla a la música del De la Isla pasa "por casi todos los discos que hizo pero, claro, tenía tantos que hemos tenido que hacer una selección", aclaró Tomatito. "Cualquier quejó de Camarón para mí era bonito. Era todo, era antiguo y era moderno. Era un genio inolvidable. Yo no descubro nada nuevo diciendo eso, todo el mundo lo sabe", añadió.

Sobre el influjo fortísimo de Camarón, Tomatito reconoció que "es tan grande que te absorbe, te despersonaliza. Herederos suyos somos todos. Cada uno en su capacidad coge un poquito. Yo me acuerdo mucho de él cuando hago algunas falsetas". La Chispa corroboró sus palabras: "No me molesta que traten de imitar a José, al contrario. Creo que a veces no pueden evitarlo", declaró la viuda, para quien "Camarón ha dejado escuela de cante para la eternidad. Él iba 20 años adelantado así que ahora está en los tiempos estos". Tomatito asintió, recordando que, cuando no entendía algo, José le decía: "Tranquilo, esto no es para hoy; esto es para mañana".

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