Bienal de Flamenco

La forja de un joven bailaor

  • Jesús Carmona, intérprete de gran proyección, estrena el martes 'Cuna Negra & Blanca'.

Jesús Carmona (Badalona, 1985) habla de su baile como si de un fresco se tratara, un lienzo enorme en el que han puesto su pincelada maestros de la talla de Manolete, El Güito, Antonio Canales, Carmen Cortés, José Antonio o Eva Yerbabuena. "De Canales aprendí la sensibilidad por escuchar la música, esa capacidad de meterse en los personajes; de Güito, la manera de colocarme, de bailar un taranto, como con Manolete; con José Antonio, desde que llegué al Ballet Nacional, he experimentado un cambio artístico enorme, me abrió la mente, me hizo estudiar, pararme delante de un espejo, saber lo que quiero bailar y cómo... Es como si mi baile fuera un combo de todos ellos", explica durante un descanso de Cuna Negra y Blanca, el espectáculo que, con preciosa música de David Jurado, estrena en la Bienal y que estos días ultima en la sede del Ballet Flamenco de Andalucía. Es en el espacio de la calle Calatrava donde Carmona dirige a un grupo de músicos con las formas que también vio en sus maestros: "Me lo hacen muy fácil. Somos una piña. Aparte me he fijado siempre en cómo estos maestros tratan a sus músicos, cómo mueven a 20 personas en un escenario, cómo están pendientes de la iluminación, de que no se mueva una cortina... Todo aquello que falle, que distraiga al espectador, desconcentra y rompe la magia del momento... Trabajar con gente de tanta calidad te hace querer tener ese nivel".

Cuatro años en el Nuevo Ballet Español, cuatro como primer bailarín del Ballet Nacional, entre 2007 y 2010, y el último Trofeo Desplante de La Unión avalan la carrera de este catalán que, sin vínculo familiar alguno con el arte jondo, empezó a bailar con seis años, en la academia de Sonia Poveda, la hermana del cantaor.

La Bienal es ese paso decisivo que le quedaba por dar: "Es el mayor escaparate que hay, donde va Eva, donde va Manuela... por aquí han pasado todos. Estar dentro de un cartel como éste es un sueño hecho realidad", dice sobre su participación en el ciclo El flamenco que viene, en el que estrenará su montaje el próximo martes, a las 23:00, en el Teatro Alameda. Cuna Negra y Blanca es una obra "sin argumento" pero preñada de sensaciones, de "estados de ánimo" que tratará de reflejar a través de los diferentes palos que interpretará acompañado al baile por Lucía Campillo y Ana Agraz. De la angustia que vivirá el público con la trilla, la soleá o el taranto de la primera parte, a la esperanza, "al oxígeno", que nace con el baile por nanas, sevillanas y romances.

Carmona participa también en la programación de calle -el domingo 16 a las 12:30 en los Jardines de la Buhaira, con la pieza 4 adjetivos, "una nana con palillos basada en el clásico español"- de la que dice que "es positivo acercar al flamenco a quienes no pueden pagarse una entrada". Además, el bailaor forma parte del elenco de Sortilegio de sangre, de Fernando Romero, que se estrenará el día 21 en el Lope de Vega. Un creador del que también bebe su baile: "Me estoy dejando llevar, me gusta explorar y seguir aprendiendo".

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