Oliver Stone parece estar en racha. Acaba de recibir un premio Donostia en San Sebastián y su tambaleante carrera parece remontar el vuelo con el film que ha presentado en el certamen donostiarra que llega hoy a las pantallas. Hace ya tiempo que a Stone no le funciona lo de ser el chico terrible del cine americano, con una trayectoria donde a veces pueden más sus palabras -como las declaraciones hechas en San Sebastián sobre Aznar- que sus películas. Veterano desencantado de Vietnam, empezó a escribir guiones, que le valieron un Oscar por El expreso de medianoche y debuto como director con dos películas de serie B de las que se arrepentirá ahora mucho.

Con su tercer largo -y tal vez el mejor de su carrera- , Salvador, entró en las grandes ligas, con una crítica visión de la intervención estadounidense en este país centroamericano en los años 80. Alcanzó el Olimpo con Platoon, que abrió otra oleada de películas sobre Vietnam y le otorgó otro Oscar esta vez como director, premio que revalidó con otra visión del conflicto del sudeste asiático, Nacido el 4 de julio. Fue su época de gloria, pero posteriormente su cine fue barroquizándose y a perder el norte, con filmes falsamente polémicos como Asesinos natos, y una fallida vuelta al universo Vietnam con El cielo y la tierra. Claro que en medio encontró tiempo para realizar su film de más impacto, JFK, sobre el polémico asesinato del presidente Kennedy. Pero poco a poco fue perdiendo mordiente, refugiándose en documentales como los que hizo sobre Fidel Castro y Hugo Chávez. Su último film fue volver al universo de su Wall Street, pasando de los tiburones de los 80 a los especuladores neocons de estos tiempos, pero los antiguos colmillos se habían limado demasiado, como demuestra World Trade Center, una confusa glorificación post 11-S que desmentía todo su presunto criticismo anterior.

En Salvajes Oliver Stone adapta una novela de Don Winslow, que saltó a la fama con el best seller El poder del perro. El director tuvo acceso al manuscrito antes de que se publicará y decidió entonces hacer el film. Es una temática de las que les gusta a él, con corrupción, violencia y política, todo ello con su percutante estilo lleno de saltos de montaje y agresividad visual. Ha contado con un reparto formado por John Travolta, Blake Lively, Salma Hayek, Benicio del Toro, con los jóvenes Taylor Kistch y Aaron Taylor-Johnson. También hay espacio para otro ascendente actor mexicano, Damián Bechir, al que hemos visto en algunas producciones españolas, y se está convirtiendo en otro que trabaja a ambos lados del charco y en diversas lenguas.

Los que hayan disfrutado de la compleja y vibrante trama de El poder del perro reconocerán las situaciones que propone el film. Conoceremos a tres jóvenes que se dedican a vivir la vida en una lujosa urbanización californiana. Son dos chicos y una chica que comparten casa. Viven de cultivar marihuana, aunque como no son ambiciosos, venden lo justo para ir tirando. Pero esto no es suficiente para un poderoso cartel de la droga mexicano, que detecta pronto a los intrusos y no les hace nada de gracia que se entrometan. Pero en vez de someterse, los californianos deciden plantar cara a los peligrosos narcos. Para ello contaran con la ayuda de un corrupto agente de la DEA estadounidense y de un contable, un magro equipo para enfrentarse a un poderoso clan mafioso.