Cultura

Policías sobre el asfalto hirviendo

  • Alberto Rodríguez afronta el tramo final del rodaje de 'Grupo 7' · Mario Casas y Antonio de la Torre alaban "la riqueza de matices" del guión, sobre la lucha contra la droga en la Sevilla de los años previos a la Expo.

La realidad siempre supera a la ficción, o al menos, digamos, la primera se molesta en igualar a la segunda. Lo comprobó ayer el director Alberto Rodríguez mientras grababa escenas de su nuevo proyecto, Grupo 7: se filmaba una secuencia de acción, pero, pese a que todo estaba planificado con escrúpulo, algo empezó a fallar y el equipo de la película descubrió con asombro que, junto a ellos, se estaba produciendo otra persecución, ésta ajena a las indicaciones del libreto que firma Rodríguez junto a Rafael Cobos.

Éste ha sido uno de los escasos sobresaltos, ya una mera anécdota, de un rodaje que por lo demás se está cumpliendo según los plazos previstos y terminará la semana próxima. Y eso que el director de 7 vírgenes y After no tenía entre manos, precisamente, un reto modesto: debía recrear la Sevilla anterior a la Expo, desde mediados de los 80 hasta el 92, y registrar la degradación de un grupo de agentes que combaten, sirviéndose de métodos discutibles, los trapicheos de droga en la ciudad. Al cineasta le interesaba "ver cómo la gente mira hacia otro lado, cómo las ciudades que esperan algún acontecimiento como un mundial o una exposición universal se despreocupan de lo que se hace para que todo esté a punto". Rodríguez se expresa con la serenidad de quien parece tener las cosas bajo control, pese a que reconoce lo "complicado" de las escenas de acción y que en algún momento se ha sentido "desbordado" por la cantidad de actores que tiene a sus órdenes.

Pero los intérpretes, desde luego, no tienen queja: han caído rendidos a los métodos del sevillano. Antonio de la Torre se enfrenta a un personaje que le exige "contar sin palabras", una circunstancia que le entusiasma. El malagueño concibe el oficio como una forma de "tirarse a la piscina" sin saber muy bien qué va a encontrar allí, y por eso necesita confiar en el director. "Me ha ocurrido con personajes, que parece que van a quedar de una forma y quedan de otra. Aquí me da la sensación de que a veces pongo de más y Alberto me frena. Es difícil moverse como un policía, pero Alberto es buenísimo, y consigue que todos los personajes sean creíbles".

En el viaje que depara Grupo 7, De la Torre emprende un trayecto de las sombras a la luz. "Rafael es alguien de profundas creencias religiosas, que se enfrenta a la culpa porque su hermano murió de sobredosis, y su trabajo le ofrece una forma de purgar sus pecados. Es alguien que sólo maneja el lenguaje de la violencia, pero que después de conocer a alguien se lo replanteará todo".

Ángel (Mario Casas) sería la antítesis de Rafael, y su historia la contraria a una redención. Cuando llega a Sevilla "es un niño con luz, al que no le gusta la forma en que sus compañeros limpian las calles, que usen la violencia, pero por una serie de trabas que tiene, y porque es ambicioso, acabará sumergido en un mundo de corrupción", apunta Casas. El protagonista de 3 metros sobre el cielo aborda su personaje "más maduro" hasta la fecha. "No sé si haré más películas, pero desde luego va a haber un antes y un después de ésta", pronostica. Se ha topado con un director que "trabaja con muchos matices, pero no se puede marcar el subtexto, hay que interpretar con naturalidad", opina. Grupo 7 lepermite una amplia gama de registros: junto a la parte introspectiva hay otra física. "Estoy feliz porque hay mucha acción, y, aunque hay especialistas, he tenido la suerte de que me han dejado hacer algunas cosas", admite. Al principio del rodaje, la presencia de admiradoras del coruñés hacía difícil la filmación. "Cuando tienes a gente ajena al equipo es muy complicado, sobre todo para los que se ocupan del sonido. Pero mientras esas chicas que se acercan vayan al cine...", observa con resignación. El entusiasmo de los primeros días ya se ha aplacado, en parte porque desde las productoras -La Zanfoña y Atípica Films- pidieron a las fans que colaboraran, aunque ayer algunas agraciadas pudieron visitar el set donde se rodaba tras ganar un concurso organizado a través de varias redes sociales.

Después de una mañana movida, por la tarde se grababa en La Puebla del Río una escena más íntima, la primera comunión del hijo de uno de los agentes, el que encarna Joaquín Núñez. Este policía, "un tipo campechano, que prefiere hablar con los yonquis y no sacar la pistola", completa el Grupo 7 junto con el personaje que interpreta José Manuel Poga, "alguien más temperamental, un gallo de corral, pero con una cobardía sumergida". Los dos actores resumen la experiencia de esta película como "una gozada", aunque rodar secuencias de acción en el calor sevillano requiera una dosis extra de voluntad. "Pero el equipo está muy pendiente de nosotros", señala Núñez, "en cuanto paramos nos acercan una sombrilla, nos traen agua... Y así es más fácil sobrellevarlo, claro".

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