Hoy se estrena la segunda de las tres versiones de Blancanieves que van a llegar este año. Hace unos meses pudimos ver la versión del barroco Tarsem Singh con Julia Roberts y más adelante se presentará la aportación española de Pablo Berger, en riguroso blanco y negro y con Maribel Verdú preguntando ante el espejito quién es la más guapa.

Pero hoy es el turno de una atípica versión, que como sus compañeras en este 2012 parece centrarse más en la celosona madrastra que en una Blancanieves que tampoco responde al estereotipo habitual. Como muestra, decir que la actriz que encarna a la primera de estas rivales damas, Charlize Theron, ha declarado que su personaje se inspira en el Jack Nicholson de El resplandor y el Kevin Spacey de Seven. Ahí es nada. Sus compañeros de reparto son la crepuscular Kirsten Stewart como la doncella y el Thor de Los vengadores, Chris Hensworth, como el innovador cazador del título de este film llamado precisamente Blancanieves y la leyenda del cazador. Es el debut en el largometraje del director Rupert Sanders, que proviene del cine publicitario, lo que ayudará sin duda al estilo agresivo del film.

Tras saber por su sincero espejo mágico que hay otra más guapa que ella en su reino, la monarca Ravenna envía a un cazador a matar a la que le hace sombra, Blancanieves. Pero el asesino acaba confraternizando con su víctima y le enseña sus secretos para enfrentarse a Ravenna. Tampoco faltan los siete enanitos, encarnados por nombres como los de Bob Hoskins o Toby Jones, y la manzana envenenada, que por mucha versión libre que sea algunas cosas hay que mantenerlas.