Las casetas con más leyenda del ferial Cinco lugares emblemáticos para no olvidar

Arte, solera, tradición... ¡y media de jamón!

  • Las casetas con más veteranía del Corpus continúan con el espíritu festivo de hace varias décadas a pesar de las dificultades por las que atraviesa la feria · Las señas de identidad, los ritos de los socios y los secretos de las casetas, al desnudo

La crisis no ha entrado todavía en las casetas, y por el momento no tiene intención de visitar el recinto ferial. El aire que se respira por Almanjáyar está cargado de diversión y alegría, sus calles se engalan con los trajes de gitana, y el entusiasmo y la felicidad presentes, se contagian a todo aquel que pasea por el bulevar.

Las casetas se acicalan y se mima la decoración sin reparar en gastos. El número de las mismas ha crecido en los últimos años y aunque el paseo de caballos ha disminuido, continúa el colorido y el ambiente que embellece al viejo recinto granadino.

Todos comparten entre ellos la celebración, las comidas y el gusto por el ambiente vecinal, para que el que acuda a la feria esté como en su propia casa.

La caseta ¡Viva la Pepa! está a punto de cumplir su Corpus número 50, el cual celebrarán por todo lo alto. Con su presidente a la cabeza, Esteban Carmona, y entre los 20 socios "ponemos desde la primera cortina hasta la última flor", y cuentan con un variado y atractivo programa de desgutaciones y actividades que cambia cada día.

Sin embargo, reconoce que "es muy complicado atraer a los más jóvenes porque nosotros somos los más viejos de toda la feria".

Esteban vive la fiesta como nadie y la lleva en las entrañas porque "varias personas, como mi hija, se podría decir que han nacido aquí", por eso tiene la certeza de que "las nuevas casetas son las que tienen que levantar el espíritu de esta fiesta y en sus manos está el futuro de la feria". Sin embargo, aunque reconoce que "el Ayuntamiento está haciendo cosas bien", le recuerda que todas las casetas tienen que estar en el ferial, y no en el Paseo del Salón. También habría que mejorar el servicio de autobuses, "porque esas cosas son las que hacen que haya menos gente en el ferial: es una pena", añade.

Además, Esteban lanzó un mensaje muy claro a todos los políticos "por favor, pónganse de acuerdo, y si no que toda la gente de Granada salga a pregonar su ferial".

Bautizos y Palitos

Manuel Puentedura es el gerente de Casa Motril, una caseta pública y que siempre está a rebosar "gracias a la calidad de los productos del mar motrileños -boquerones, quisquillas, pijota...-". Casi siempre se quedan sin mesas libres para la comida.

Además, Casa Motril se convierte en parada casi obligatoria para tomar el postre: el emblemático Palito de Ron, una bebida elaborada con azúcar moreno, caña, limón y Ron Pálido (y un poco de fanta de limón), que gusta tanto a jóvenes como a mayores. Sin embargo, reconoce que tiene que hacer verdaderos "esfuerzos para que la gente siga acudiendo porque antes éramos muchos más socios. Tal vez cuando finalice este año solo quedaré yo (risas)".

Por desgracia, el relevo generacional no termina de ocurrir y esto puede provocar que las casetas acaben en manos de cualquier empresario, desvirtuando en cierta medida la tradición más antigua, ya que "los hijos de los socios no quieren feria y pasa en casi todas las casetas porque los chavales están de fiesta todo el año. Aquí vienen de paso e implicarlos para que tiren del carro es muy complicado: no hay cultura de casetero".

Además animó a todo el mundo a ir a la feria, "sobre todo a los más jóvenes que tienen todo el año para divertirse, que hagan un paréntisis de cuatro días, que no es malo".

La Polvarea ha sido galardonada varias veces con el premio a la mejor caseta del ferial, pero no tienen problemas en incorporar 'sangre nueva', tal y como afirma Antonio Estella, socio de la caseta. "Tenemos la suerte de que los hijos de los nuevos socios se van incorporado a la caseta, eso le da mucha vida, y conseguimos aumentar el número de los mismos", afirma Antonio.

Al entrar en esta hermandad, a los nuevos miembros se les bautiza, pero con un poco de guasa: "el padrino se viste de obispo y se leen unas oraciones a la parra, al vino... luego se le bautiza con manzanilla". Al año siguiente se le entrega una insignia en forma de abanico de plata con la que, además, "puedes moverte por todas las casetas, es como una especie de pase vip".

La Polvarea es una caseta muy familiar: "es tu casa, pero en la feria, con los críos y con amigos. La clave de su éxito, como en la vida, es la amistad, el respeto, generosidad y compartir". Antonio comprende perfectamente el fenómeno del botellón en la feria y entiende que hay que respetarlo, aunque reconoce que ciertamente "habría que organizarlo bien: en un lado el botellón, en otro las casetas de marcha, en otro las más tradicionales... porque todo es feria y hay que integrarlo todo".

La Rebotica es de las pocas que no ha cambido su ubicación. Jesús Brandi, secretario del Colegio de Farmacéuticos, intenta que "los 1.600 colegiados olviden los problemas farmacéuticos y la crisis generalizada para que confraternicen jóvenes y mayores" en un ambiente de "hermanamiento y amistad". Todos los años se inagura esta caseta de la misma manera: "con el pescaíto frito, tradición heredada de Sevilla".

No se olvidan de los más pequeños y les reservan un día muy especial: "el jueves hay una fiesta infantil con payasos, globos y magos". Incluso los estudiantes de la carrera suelen acudir a la caseta sin necesidad de hacer propangada, ya que "los propios camareros y cocineros de la facultad son los que están tras los fogones durante la festividad".

La caseta de Los 17 cuenta con una curiosa decoración a modo de obra. Manuel Pareja, vicepresidente de la caseta, tiene muy claro que lo importante es la convivencia con los amigos y los encuentros, que con un poco de "preparación a lo largo del año, se llena de cariño y ganas de feria". Asímismo no tiene dudas de que la feria tiene mucho futuro e intentan que cada vez se acerque gente más joven aunque haya "que plantearse el cambiar o variar un poco la música, al menos por la noche".

Otro recinto es posible

Curiosamente todos los caseteros coinciden en tres cosas: el Corpus no se puede estancar y debería ser un referente para otras ciudades. Siempre hay un rato para acercarse a la feria y olvidar los problemas.

Y lo que ya es un clamor popular: el recinto se ha quedado obsoleto. Los caseteros creen que debería estar en un lugar más accesible y más cercano al centro, por el bien de la feria y de todos los granadinos que merecen un ferial moderno y con buenos aparcamientos, en definitiva más digno. Incluso se puede aprovechar ese mismo recinto para otros eventos, como la feria del libro, y sería muy rentable para todos, incluido el Ayuntamiento. Al final, como siempre, las consecuencias las pagan todos aquellos que aman la feria y disfrutan con ella.

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