Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

La actividad criminal de los narcos en esta provincia, sobre todo en el Campo de Gibraltar, ha desbordado a Policía y Guardia Civil en unos tiempos marcados por la espiral de violencia. Las fuerzas del orden, por un sueldo miserable, se juegan la vida con una profesionalidad de acero, pero al no contar con todos los recursos, se ven impotentes. Cada año baten sus marcas con las incautaciones de hachís y cocaína y varios cientos de detenidos, que colapsan los juzgados. Lo grave es que se constata que cada vez entra más droga por nuestra provincia, desde la Costa Noroeste hasta la Bahía de Algeciras. Desde hace una década, el negocio también se controla desde Marruecos. Allí ya no se conforman con sembrar, ahora los narcotraficantes del país vecino subcontratan en esta provincia organizaciones criminales que blanquean capitales y les proveen del transporte, la logística y lo que haga falta, desde las guarderías para la droga hasta las embarcaciones y los vehículos todoterrenos para embestir a las patrullas de los agentes. La actividad que genera su industria, por el volumen de su facturación y la cantidad de gente en nómina, se podría comparar con las más potentes de Cádiz.

El ministro y la cúpula de Interior han multiplicado su presencia en la zona para garantizar que la batalla se ganará más pronto que tarde. Pero por ahora siguen ganando los malos, porque no basta sólo con palabras. Los clanes actúan con tanta impunidad que lo mismo asaltan un hospital en La Línea para llevarse a un detenido, que apedrean a los agentes fuera de servicio, que intimidan a jueces y fiscales reventándole las ruedas de los coches en el parking del Juzgado, que roban varias narcolanchas de un depósito judicial de Conil, el mismo día que Juan Ignacio Zoido visita la zona. Cuentan hasta con servicios de radares y cámaras para vigilar los movimientos de los agentes. Y cuando parecía que ya lo habíamos visto casi todo, aún frotándonos los ojos entre tiroteos, en las últimas horas los narcos se atrevieron a intentar quemar las nuevas lanchas del Servicio de Vigilancia Aduanera, en Algeciras. Llegaron a rociarlas con gasolina, pero uno de los vigilantes del recinto sorprendió a tiempo a tres encapuchados, que lograron huir no sin antes advertir que volverían porque "os debemos una". Casi a la misma hora, la Policía desbarataba un secuestro entre narcos, con poca colaboración de la víctima, por cierto, lo que da una idea de cómo se las gastan. Ya son decenas de bandas las que operan con descaro y la competencia es feroz, lo que les lleva a emplear una violencia insólita frente a las fuerzas del orden y entre ellos. Hace unos días un narco encañonó a unos agentes que tuvieron la sangre fría de no sacar el arma para evitar lo peor. Nadie sabe qué será lo próximo.

Los gaditanos que viven lejos de las zonas calientes observan el conflicto desde la distancia, pero afecta a toda la provincia. El robo de todoterrenos se da en todos los rincones; los alijos se realizan en el lugar más insospechado; y por último se ha detenido a un empresario isleño que fabricaba las lanchas para los mafiosos en el polígono Tres Caminos. Para tratar de atajar la inseguridad, han llegado algunos refuerzos. Pero teniendo en cuenta que en 2017 fueron detenidas 850 personas y que -como resalta el ministro- cada vez se interviene mucha más droga, es obvio que serán necesarios muchos más. Sólo con más agentes no se acaba con un problema que exige la colaboración leal entre las administraciones con planes urgentes en el plano económico y social, pero lo primero es la seguridad. De lo contrario, la batalla estará perdida.

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