La selección de Brasil abrió ayer las puertas de la sesión de entrenamiento que llevó a cabo en el estadio Dobsonville, en Soweto, al que asistieron unos 10.000 aficionados ansiosos por ver de cerca a Kaká y compañía. Fue la única sesión de puertas abiertas programada por Brasil, muy celosa de su intimidad.

Brasil, después de Suráfrica y por delante de Inglaterra, es la selección que más pasiones despierta entre los aficionados surafricanos, por lo que contará con el calor del público durante el torneo, tal y como sucedió en la Copa Confederaciones del año pasado.

El seleccionador brasileño, Dunga, que posó para la foto en el estadio, ya dijo la semana pasada lo mucho que significaba para Brasil contar con el apoyo del bullicioso público surafricano.

La sesión de la seleçao sucede al amistoso que disputó el miércoles en Harare frente a Zimbabue, selección número 110 del ránking FIFA, y que se resolvió con un 0-3.

A la espera de su debut frente a Corea del Norte en Johannesburgo, el próximo 15 de junio, Brasil aún deberá disputar un último amistoso, en este caso frente a Tanzania.