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Empate en Balaídos que no complace a nadie

Iago Aspas se dispone a golpear la pelota ante Ignasi Miquel.

Iago Aspas se dispone a golpear la pelota ante Ignasi Miquel. / salvador sas / efe

El Celta se complica su objetivo de lograr un puesto en la Liga Europa de la próxima temporada después de empatar sin goles en Balaídos ante el Málaga, un colista que se aleja mucho de la salvación, en un decepcionante partido que únicamente se avivó con ocasiones en la media hora final.

Balaídos presenció una primera parte huérfana, desprovista de fútbol: poco ritmo, ningún desborde por banda, apenas dos lanzamientos a portería. Ese desamparo futbolístico acompañó a los dos equipos hasta el descanso. Se repartieron la posesión de la pelota. Pero sin entusiasmo en su juego.

El tormento del primer tiempo continuó hasta mediada la segunda mitad, cuando, con un ritmo de ida y de vuelta, se abrió el encuentro. El Málaga se aproximó a la portería gallega con una falta lateral que cabeceó Miguel Torres; el Celta aprovechó un error defensivo del conjunto andaluz para montar un contragolpe en el que Tucu Hernández se asoció con Maxi Gómez, que no tuvo rematador para un centro que colocó en el área pequeña.

Esa ocasión espabiló al Celta. Se apoderó de la última media hora del partido, movió la pelota con más rapidez y apareció Iago Aspas, alterado, revolucionario. Tuvo dos grandes ocasiones, en la dos se estrelló contra Roberto, especialmente la primera con un tiro potente al que respondió con una gran estirada. El conjunto de Unzué encerró al Málaga. Y rozó el gol con un duro remate al poste de Sergi Gómez.

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