Fútbol l Primera División

El Getafe sobrevive

  • El equipo azul, arropado por la afición, trata de superar su revés ante el Bayern · "El fútbol nos debe una", dice Ángel Torres

Los nubarrones que sobrevolaban la Ciudad Deportiva del Getafe estallaron y mojaron sin piedad el césped del campo de entrenamiento del equipo que representa al sur de la Comunidad de Madrid. En un acto cruel, la tempestad, tras la terrible eliminación de la UEFA, no dio tregua en el peor día de resaca de la historia del club.

Los futbolistas que casi eliminan al Bayern de Múnich en un partido épico, que pasará a la historia del fútbol español, no estaban solos. Múltiples aficionados, ubicados en la grada, se encargaron de levantar la moral a su ídolos con sus gritos de ánimo.

Hasta los obreros encargados de construir un campo de fútbol anexo al terreno de juego donde se entrena la primera plantilla del club colaboraron para que los jugadores no se hundieran. Subidos a una excavadora, fueron los primeros en romper el silencio de la mañana: "¡¡Sois los mejores!! ¡¡Nadie tiene más cojones que vosotros!!¡¡Arriba esos ánimos, el miércoles ganáis la Copa!!", gritaban.

El siguiente objetivo fue Abbondanzieri. El argentino erró en el segundo gol del Bayern. Ayer, nadie se lo recordaba. Cuando se separó del grupo para entrenarse con los porteros, recibió una ovación cerrada. Nadie olvida que más de una vez el Pato ha sido el salvador del equipo y hoy se lo agradecieron con aplausos y sin reproches.

La aparición de Ángel Torres en el último momento del entrenamiento acabó por levantar la moral de los jugadores. El presidente fue el más aplaudido. No se lo pensó dos veces. Primero, abrazó al Pato, a Belenguer y a Braulio. Después saludó a Laudrup, uno de los artífices del milagro del Getafe. Entonces, se sentó y miró el final de la sesión con interés y pensativo.

"El fútbol nos debe una", aseguró Torres poco antes, durante la presentación de los trenes que llevarán a los aficionados del Getafe hacia el escenario de la final de la Copa del Rey. Eso mismo pensaban los jugadores del Getafe mientras corrían alrededor del campo.

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