basket navarra - Covirán granada

Granada vuelve a ser de Oro (74-78)

  • El Covirán no falla y logra en Pamplona el ascenso a la segunda categoría del baloncesto nacional

  • Con dos tiros libres de Bortolussi dejan sentenciado un partido dominado en todo momento por los pupilos de Pablo Pin

Con sufrimiento. Así ascendió el Covirán Granada a la LEB Oro ayer en Pamplona, la tierra de los San Fermines, donde los rojinegros tuvieron la casta y la calma suficiente para no desesperarse cuando su rival en la recta final recortó la renta que tuvo durante todo el duelo. El conjunto granadino tenía dos balas en la recámara para ascender y no esperó a usar la segunda. Los de Pablo Pin jugarán la próxima temporada en la segunda categoría del baloncesto nacional, y lo harán gracias a un enorme acierto en el tiro de tres en el último cuarto, precisamente una de las facetas que más dolores de cabeza ha dado al cuerpo técnico nazarí.

Arrancó el duelo con la buena noticia de la ausencia por lesión de Iñaki Narros en el conjunto de David Mangas, su máximo anotador y jugador más valorado. Aun así, en los primeros diez minutos la igualdad fue la tónica general. Un intercambio constante de canastas que tuvo como protagonista principal por bando nazarí a Devin Wright. El pívot lucense se hizo dueño de la zona, sobre todo en cancha delantera, gracias a su intensidad hasta que recibió un golpe que le obligó a ser cambiado a 3:54 del final del primer acto. Hasta entonces, fue el dominador de la pintura, bien escoltado por Eloy Almazán y Carlinhos en el perímetro con dos triples que permitieron a los interiores contar con más espacios.

Con la segunda unidad en la cancha, Nguirane supliendo a la perfección con rebotes a Wright y Alo haciendo daño con sus penetraciones, la rotación de Pin comenzó a dar sus frutos. Un parcial de 0-5 tras un 2+1 de Iriarte y una bandeja de Alo dio la máxima ventaja al Covirán (13-18), lo que obligó a Mangas a parar el choque. Pese a jugar por momentos con algo de precipitación en ataque, el nivel defensivo comenzó a ser el habitual y fruto de ello se llegó al término de los primeros diez minutos con una renta de siete puntos, que pudieron ser diez de no ser por el triple sobre la bocina de Calvo. Un serio primer cuarto en el que los rojinegros mostraron sus mejores argumentos: seriedad defensiva y trabajo en el rebote.

Pero si buena fue la puesta en escena en un duelo donde había que controlar la ansiedad, mejor fue el inicio del segundo periodo. Pese a que el acierto de cara al aro bajó por ambos contendientes, los de Pin siguieron a lo suyo, jugando dentro-fuera y buscando la mejor opción en ataque. Por su parte, los aros se cerraron para los pamploneses, que abusaron de los lanzamientos triples, en especial un desacertado Nikolic, ante la férrea defensa granadina en la zona. Un parcial de 1-8 dio la máxima renta a los visitantes, 13 puntos de diferencia que hacían justicia a lo que se estaba viendo sobre la pista.

La tercera falta de Moussa Kone, su referencia en la pintura, hacían albergar esperanzas de un choque plácido pero apareció la figura de Kris Davis, que con sus penetraciones lideró un parcial de 7-0 que redujo la diferencia a seis puntos a 2:01 del descanso. Esto obligó al técnico nazarí a frenar el empuje de Navarra, siendo Bortolussi el que calmó los ánimos de los locales con un triple dejando a su equipo siete puntos arriba tras 20 minutos muy sobrios.

Tras el paso por vestuarios, en poco más de dos minutos la renta quedó en nada con un 7-0 de parcial de los locales y es que el Covirán tardó tres minutos en anotar. La fluidez en cancha delantera desapareció, lo que aprovechó Navarra para ponerse por delante gracias a Nikolic. Era el momento para que aparecieran los jugadores llamados a marcar diferencias. Y ahí estaban De Cobos y Manu Rodríguez que, con tres triples consecutivos, volvieron a poner por delante a su equipo. Una antideportiva a Iriarte, que apareció en el duelo decisivo cuando más necesario era aportando en todas las facetas, dejó las cosas en su sitio (44-52). Pero aún habría que sufrir y mucho pues los de Mangas no bajaron los brazos y con un 5-0, triple de Calvo incluido, apretaron el electrónico. No obstante, Maodo Nguirane con un semigancho dejó la diferencia en cinco puntos de cara a unos últimos diez minutos que prometían emociones fuertes.

En el cuarto decisivo se palpó la tensión. Cada ataque no era como el de un partido normal. El banquillo rojinegro lo vivía con la intensidad de una final y aunque Basket Navarra comenzó mandando, el descaro de Corts, que había fallado dos lanzamientos consecutivos desde cinco metros, apareció para asumir la responsabilidad y con dos triples seguidos desde la esquina calmó los ánimos de los locales. Con siete puntos arriba y siete minutos por jugar, Pin les pedía a sus jugadores un buen balance defensivo para impedir sobre correr a Davis, que hizo mucho daño con su velocidad.

A lo largo de la temporada el tiro exterior no ha sido la principal arma del Covirán pero ayer se desquitó con tres triples en el último cuarto. En especial, uno de Manu Rodríguez que devolvió los diez puntos de diferencia a 5:32 del final. Una renta que sabiendo administrarla era suficiente para ascender pero no se podía renunciar a mirar el aro rival. Y de nuevo una última reacción navarra apretó el marcador con seis puntos consecutivos de manera consecutiva que obligó a Pin a pedir tiempo muerto con tres minutos y medio por jugar.

Había que matizar en ataque y el técnico sacó el quinteto titular en la fase decisiva. Los nervios se apoderaron de ambos conjuntos, llegándose al último minuto uno abajo hasta que Bortolussi, desde la esquina, convirtió un triple con 58 segundos por jugar, canasta que llevó la locura al banquillo granadino. Los rojinegros estaban cuatro arriba pero había que defender. Dieng tras rebote de ataque dejó a dos la renta pero Eloy, el capitán, anotó otro triple, uno más, para dejar el duelo casi sentenciado. Nada más lejos de la realidad. Quedaban 26 segundos por jugar y cinco arriba era el margen. Pero Arturo Cruz con un triple a tabla dejó el duelo en un puño. Con el saque de fondo los árbitros señalaron lucha y la posesión le correspondía a Navarra pero no acertaron en el tiro y tras capturar el rebote, Borto recibió una antideportiva que aprovechó anotando dos tiros libres que confirmaban el ascenso del Covirán. Sufriendo, como no podía ser de otra forma. Así sabe mejor y bien que lo disfrutaron jugadores y afición.

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