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"Al Granada se le puso un traje nuevo en esa época"

CUARENTA años después de su primera temporada en la presidencia del club, a Cándido Gómez Álvarez los antiguos jugadores, sexagenarios o en el límite la mayoría, le siguen llamando "presidente", un tratamiento en el que encuentra una de las grandes satisfacciones de sus mandatos.

El antiguo portero 'Candi' pasó a ser 'don Cándido' la tarde del 15 de septiembre de 1967. Ochenta y nueve compromisarios, de 108 convocados, decidieron entre Gómez Álvarez y Juan Espadafor por una diferencia de 50 a 39 votos para cada uno. El empresario granadino, que había formado parte de directivas anteriores, llevaba como gran baza electoral la construcción de un nuevo campo sin vender Los Cármenes. El ex portero se presentó bajo la promesa de hacer del Granada "un Real Madrid en organización" y los compromisarios con derecho a voto creyeron más en el ex portero -hombre de fútbol, al fin y al cabo- que en el ex directivo y hombre de negocios.

La Liga había empezado tres días antes. Heredaba un déficit de 2.233.358 pesetas y el presupuesto, que superaba los 22 millones. Pese a ello, declaró esa noche de su ascensión al poder: "Llego limpio de prejuicios y cargado de ilusiones". Con la perspectiva del tiempo transcurrido, Candi se reafirma en aquel propósito de dar categoría y representatividad al club. El salto a los despachos "nunca supuso una dificultad para mí. Yo siempre pensé como futbolista y me sentía uno más entre los jugadores".

La plantilla y el entrenador eran también heredados. Con Joseíto hubo entendimiento en el primer momento. La plantilla suscitó dudas en el arranque y pronto se habló de traer refuerzos: Domenech, Granero, Martos, Pipi... Sólo vinieron Ferrando y Erasto (inédito), más Ureña, promocionado desde el Recreativo. Ese equipo del ascenso que estaba ya perfilando las pautas de lo que sería bandera del Granada en los siguientes ejercicios: "Muy luchador, muy trabajador, digno, al que costaba mucho ganarle, que no se arrugaba en los grandes estadios".

El Granada del 'proyecto Candi' que comenzó a ser realidad la tarde de Mallorca embarcó en la isla para las sucesivas temporadas más brillantes de su historia. Y no eran ensoñaciones lo que pasaba por la mente del presidente: recibió sus primeras críticas cuando se empeñó en la construcción de la grada de tribuna alta. Dentro y fuera del club auguraron que no se llenaría salvo en las visitas de los grandes. "Al Granada había que ponerle un traje nuevo", rememora Gómez Álvarez para Granada Hoy. Antes de un año los hechos habían demostrado el acierto de la decisión.

Como fue un acierto la contratación de Marcel Domingo para suceder a Joseíto. El francés tenía más experiencia en los banquillos de Primera. Bajo su mando, el equipo salvó con notable alto su primera temporada entre los grandes. Prescindir de Joseíto no debió ser fácil. Un resto de mala conciencia debió quedar en el presidente, que recurrió de nuevo al entrenador del ascenso para entregarle la plantilla con más proyección que nunca haya vestido de rojiblanco.

Se abría paso en la mente y el corazón del presidente el sueño europeo que nunca pudo ser. En la ensoñación hubo luces y sombras que desembocaron en el despeñadero. Pero en equipos como el Granada lo bonito es el camino. Y la mejor historia en el transitar del club está escrita con 'c' de Candi.

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