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Histeria en la Ryder Cup

  • Con los americanos ejerciendo de locales, el torneo sufrió malos modales en algunos momentos · "Los 'hooligans' han llegado al mundo del golf", llegó a afirmar Hannigan

Heiko Oldörp (Dpa) / boston

No se trata de dinero, sino de mucho prestigio. Muchos de los duelos que protagonizaron Europa y Estados Unidos en la Ryder Cup de golf son legendarios. Este año los norteamericanos son los locales, situación en la que no siempre predominaron los buenos modales.

La Ryder Cup no perdió nada de sus mitos, magias y manías. El Medinah Country Club, al noroeste de Chicago, acogerá a partir de mañana la trigésima novena edición de la competición que reúne a los mejores golfistas de Estados Unidos y de Europa cada dos años.

"Jugar la Ryder Cup contra Europa es tan importante para mí como fue la Segunda Guerra Mundial para mi padre en Vietnam", dijo Bubba Watson hace dos años cuando ambos equipos se enfrentaron en Gales con victoria para los europeos por 14,5-13,5.

Hace 21 años el perjudicado por la presión del torneo fue Bernhard Langer, campeón de Masters de Augusta en 1985. El alemán se vio superado por los nervios en la edición disputada en Carolina del Sur: falló en el hoyo 18 de la jornada decisiva.

Langer erró un putt de dos metros que habría valido a los europeos para revalidar el trofeo. El alemán intentaba contener las lágrimas y su rival de aquel día, Hale Irwin, aseguró que lo sentía mucho por Langer mientras escuchaba "¡USA, USA!" desde las gradas.

La victoria se convirtió en un emblema para Estados Unidos: "La guerra en la costa", decían las televisiones, haciendo referencia a la disputa del torneo en la isla de Kiawah, en la costa este del país norteamericano.

El golfista estadounidense Corey Pavin llevaba una gorra de béisbol con las palabras Desert Storm (Tormenta del desierto) en alusión a la ofensiva de Estados Unidos en Iraq pocos meses antes.

Ocho años más tarde, en 1999, el torneo fue bautizado como la Batalla de Brookline. Europa llegó a la ronda final con un 10-6 a favor en una edición disputada en Brookline, una localidad situada en las afueras de Boston. El viejo continente necesitaba sólo cuatro victorias de las 12 partidas individuales para defender el título. Sin embargo, los anfitriones, liderados por Tiger Woods, lograron la mayor remontada de la historia de la competición delante de los ojos de George W. Bush, futuro presidente de Estados Unidos, y de la leyenda del baloncesto Michael Jordan. Los norteamericanos se impusieron por 14,5-13,5.

Justin Leonard logró el punto decisivo. Pero en el hoyo 17 su equipo perdió la serenidad después de que Leonard lograra un birdie desde 15 metros. Sus compañeros entraron con sus mujeres en el campo para festejar a pesar de que su rival, José María Olazábal, tenía la oportunidad de igualar el marcador con otro birdie. El español tuvo que esperar siete minutos para que se reanudase la partida, pero golpeó muy fuerte.

Frank Hannigan, durante muchos años director deportivo de la Federación de Golf de Estados Unidos, habló inmediatamente después de "la llegada de los hooligans del golf" y criticó duramente a los jugadores, organizadores y aficionados. Estos últimos escupieron al capitán europeo, Mark James, e insultaron gravemente a su mujer. "La línea de la civilización fue traspasada", dijo.

Este año Olazábal será el capitán europeo. Lo más importante, dice, es la pasión que pueda aportar cada uno al equipo. "Los jugadores deben de tener en cuenta que hay momentos en la Ryder Cup que no ocurren en ningún otro torneo". Y él lo sabe bien.

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