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Llorente retrasa la gran fiesta del Barcelona

  • El Villarreal remonta un 3-1 en la segunda parte y aplaza el título liguero del cuadro de Guardiola · La expulsión de Abidal, que se perderá la final copera, fue clave en el empate

Un tanto de Joseba Llorente, en el minuto 92, frustró el alirón del Barcelona, que fue campeón hasta entonces y ahora sólo necesita un punto en tres partidos para levantar su decimonoveno título liguero, después del empate conseguido ayer por el Villarreal en el Camp Nou (3-3).

El Barça y sus aficionados se veían celebrando el título, pero una expulsión de Abidal (minuto 77), que supuso un penalti, permitió la reacción de los de Manuel Pellegrini, quienes acortaron distancias con la pena máxima de Matías Fernández e igualaron el partido con un gran tanto de Llorente, que ya había marcado el primer tanto de su equipo.

Lo tenía todo preparado el equipo de Pep Guardiola. De hecho, cedió un empate, el tercero de la temporada en casa, porque el partido se enredó puntualmente después de quedarse con un jugador menos, más que por el juego del Villarreal, que siempre fue a remolque y sólo sacó la cabeza a partir del 3-2.

Anunció Guardiola que había llegado el momento de cerrar la Liga, cuanto antes mejor y sus jugadores estuvieron a punto de conseguirlo. De hecho, el Barça se adelantó en el marcador con un tanto de Keita (minuto 12) y se rehizo tras el empate conseguido por Llorente en el 22.

En el momento en el que los azulgrana se pusieron por delante, a través de un tanto de Samuel Eto'o, el Barça se sintió campeón y más aún cuando al borde del descanso Daniel Alves marcó el 3-1 después de un lanzamiento de falta al que nada pudo hacer Diego López.

Hasta entonces, el Barça fue el equipo dominador que ha lucido durante toda la temporada. Salió decidido el Barça a levantar el título en el Camp Nou, algo que no ocurría desde la temporada 1997-1998, y no tuvo ni una duda. Keita, en la tercera ocasión de los azulgrana, decidió después de un remate que dio en Gonzalo (minuto 12).

Iluminados por Iniesta, que recibió repetidas ovaciones durante toda la tarde, los azulgrana jugaron a lo que saben: al toque, al desmarque, desde la presión.

Sin embargo, el Villarreal, que ayer jugó con vocación ofensiva, equilibró el partido después de una combinación entre Ibagaza y Rossi, que remachó desde muy cerca Llorente (minuto 22).

Incluso los castellonenses pudieron ponerse por delante, aunque el remate cercano de Rossi fue despejado por Víctor Valdés, en una gran intervención (minuto 27).

A partir de entonces, el Barça jugó como le gusta. En un rápido saque de falta, el balón llegó sobre Iniesta, quien regaló el tanto a Samuel Eto'o, su vigésimo octavo gol en la Liga.

Cuando antes del descanso Daniel Alves, en un lanzamiento de falta, batió a Diego López, el Barça y sus seguidores se sintieron campeones, cuando aún faltaban 45 minutos y un adversario obligado a remontar.

Con excepción de los minutos finales, el segundo tiempo fue una fiesta barcelonista. Banderas al viento y gritos de euforia. Xavi marcó el cuarto, pero fue anulado por un fuera de juego inexistente de Keita cuando transcurría el minuto 50.

Eto'o, el máximo goleador de la Liga y con la bota de oro entre ceja y ceja, es el que más lo intentó. Pareció que el equipo ya buscaba galardones individuales, principalmente el del camerunés, un jugador fundamental, una vez prácticamente asegurado el Zamora de Víctor Valdés.

El gol de Matías Fernández, después de transformar un penalti en el minuto 78, le dio toda la emoción a los minutos finales, en una jugada que supuso la expulsión de Abidal.

A partir de ahí presionó más el Villarreal, mientras que el Barcelona se limitó a amagar contragolpes que casi nunca alcanzaron su destino. Los cambios quitaron mordiente al ataque barcelonista, hecho que aprovechó el Villarreal. El equipo local fue consumido por los nervios y permitió que su rival encontrara el estímulo para igualar el partido. Los visitantes desplegaron a todos sus jugadores en el campo rival y apostaron a vida o muerte. Así, logró lo que ninguno de los presentes imaginaba. Llorente recibió un pase largo cuando ingresaba en el área, y tras luchar con Carles Puyol lanzó un zurdazo junto al palo para enmudecer a todo el Camp Nou.

El Barcelona se quedó helado cuando Llorente puso las tablas en el tramo final, un tanto que aplaza el alirón de los de Guardiola, que sólo necesitan un punto más para levantar su decimonoveno título liguero. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar y la fiesta se opacó de una manera insólita. Ahora deberá esperar hasta la próxima jornada para poder celebrar el título que hasta el momento se le mantiene esquivo. Ayer lo tuvo en la mano y dejó que un Villarreal sin ritmo cambiara su imagen y remontara dando vida a la Liga, aunque su destino esté ya bastante claro. La mira de Guardiola está ahora en la Copa del Rey del miércoles.

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