Adrián González, hijo del técnico del Málaga, Míchel González, y Recio, de penalti, firmaron la primera victoria del Málaga en la Liga y dieron oxígeno al entrenador, en entredicho desde que comenzase la temporada.
El Málaga fue mejor y justo vencedor. El equipo malagueño, hundido antes del partido en la clasificación con un solo punto, necesitaba la victoria de forma imperiosa para marcar un antes y un después; un punto de inflexión que le permita encarar el curso con esperanzas.
Después de una primera parte de dominio y ocasiones locales y cuando el descanso estaba cerca, una falta lateral fue despejada por la defensa del Celta y el rechace le llegó al francés Baysse. Su chilena, en el área pequeña, tocó el larguero y Adrián, expectante y activo, con la cabeza, remachó dentro de la portería.
En la reanudación el Celta salió con más bríos y un centro por la izquierda lo cabeceó Iago Aspas, el balón hizo una parábola, despistando a Roberto y consiguiendo la igualada. Pero en la recta final En-Nesyri forzó un penalti en un disparo que el central Cabral taponó con los brazos. Recio se encargó de lanzarlo engañando a Rubén Blanco.
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