El estreno de España en la Copa Confederaciones fue aún más plácido de lo que cabía imaginar después de aplastar a Nueva Zelanda en 24 minutos espléndidos de la campeona de Europa, que encontró una colaboración desmesurada en la zaga oceánica para permitirse disfrutar de un segundo tiempo de naderías pensando en citas de mayor entidad.

Partiendo de que España ha dejado atrás su perfil perdedor y que los nervios del capitán neozelandés en la ceremonia de los himnos ni es casual ni será un caso aislado, pocas veces encontrará el equipo de Vicente del Bosque una combinación tan afinada entre el óptimo desarrollo del fútbol propio y la total nulidad para combatirlo. Hasta ahora, el aficionado español se permitía minusvalorar el torneo sin haberlo conocido, puesto que para jugarlo había que ganar algo. Ahora, con un estadio semivacío y un elenco discutible, el hincha de la roja ya puede afirmar con propiedad que la competición es dudosísima, algo que sólo puede cambiar un cruce con Italia o Brasil y una hipotética final con una de esas dos selecciones, otrora imposibles y que ahora dan como favorita a España.

Seguramente haya escuchado alguna vez que no por sacar más delanteros se ataca mejor ni se llega más al área rival. Nueva Zelanda explicó a boca llena que no por acumular gente atrás se defiende mejor ni se impide al rival tener ocasiones. Bastó comprobar cómo siete jugadores por detrás del balón quedaban al otro lado con un simple pase de Riera a Capdevila para entender que la selección de fútbol neozelandesa está en las antípodas de su selección de rugby.

Era de esperar que Nueva Zelanda fuera un rival menor que sucumbiera a la actual España, pero quizás no de esta manera tan gruesa. Cuatro goles en 24 minutos es una barbaridad hasta para el más modesto de los modestos.

España entraba por la izquierda dando las buenas tardes para mayor gloria de Torres y desgracia neozelandesa. Es Riera la gran nota diferencial respecto a la España campeona de Europa y fue por ahí donde machacó a Nueva Zelanda, el único de los participantes que no es el ganador de su zona geográfica –participa por la reubicación de Australia en la conferencia asiática–.

Debió darle algo de apuro al seleccionador oceánico cortar de raíz la sangría que provocaban Riera y Capdevila. Tardó un poco en buscar una solución en su banquillo y en ésas le fueron cayendo uno tras otro hasta cuatro goles españoles. Todos, de una forma u otra, llegaron por la izquierda del ataque español.

Fiel, muy fiel, a su forma y a su fondo, España tardó seis minutos en abrir el marcador y a los once siguientes ganaba 0-3 con un rapidísimo hat-trick de Torres. Luego Villa se convirtió en el segundo goleador de la historia de la selección igualando a Fernando Hierro (29 goles). Lo más destacado de un comienzo de torneo que para nada desmereció a partidos de clasificación ante Islas Feroe o Malta. Y para colmo, Suráfrica empató en su debut ante Iraq, lo cual facilita aún más a España cumplir el trámite de la primera fase liderando su grupo.

Nueva Zelanda, 0: Moss; Mulligan, Vicelich, Boyens, Lochhead; Brockie (Christie, 27'), Bertos, Tim Brown, Elliot; Smeltz (James, 77') y Killen (Bright, 83').

España, 5: Casillas; Sergio Ramos (Arbeloa, 53'), Puyol, Albiol, Capdevila; Cesc, Xabi Alonso, Xavi (Cazorla, 53'), Riera; Fernando Torres (Silva, 69') y Villa.

Goles: 0-1 (6') Fernando Torres sorprende a Moss desde el borde del área. 0-2 (14') Riera encuentra el desmarque de Villa y éste asiste para que Fernando Torres cruce con suavidad. 0-3 (17') Centro de Capdevila que remata de forma impecable Fernando Torres. 0-4 (24') Una pared entre Capdevila y Riera rompe la poblada defensa neozelandesa y el primero cede el gol a Cesc. 0-5 (48') Villa aprovecha un error pueril de Boyens.

Árbitro: Coffi Codjia (Benin).

Incidencias: Encuentro de la primera jornada de la Copa Confederaciones correspondiente al Grupo A disputado en el Real Bafokeng Stadium ante unos 10.000 espectadores.