Si dos no se entienden cuando uno no quiere, menos posibilidades hay de llegar a un pacto cuando ninguna de las partes cede en lo más mínimo. El dueño de Oxipharma FS, José Antonio Murado, y los responsables del Ayuntamiento de Granada -el alcalde, José Torres Hurtado, y el concejal de Deportes, Antonio Granados- han mostrado una incapacidad absoluta para llegar a un acuerdo, por lo que el club de fútbol sala está abocado a desaparecer pocas fechas después de haber logrado el ascenso a Primera División. Así se desprende del comunicado público que firma el propio Murado, en el que se anuncia el final del patrocinio de la empresa de oxígeno medicinal al equipo, que se quedaría así sin los ingresos necesarios para afrontar una temporada en la máxima categoría nacional.

La decisión del dueño del Oxipharma FS se produce una vez concluido el plazo que había dado para llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento -realmente finalizó el pasado 31 de mayo- sobre la cesión del Palacio de Deportes para que el equipo jugase la próxima campaña. Mientras que desde el club deportivo se pedía disponer de la instalación sin coste alguno, la postura del consistorio granadino era la de solicitar el pago de los gastos de mantenimiento, limpieza y seguridad generados por el uso del pabellón. Durante estos días ni una parte ni la otra han variado su postura inicial.

El comunicado que el Oxipharma remitió ayer a los medios de comunicación se muestra inicialmente comprensivo con la actitud del Ayuntamiento al señalar que es "consecuencia de la situación económica actual", aunque se queja de que "ninguno de los equipos de la Primera División hace frente a los gastos de mantenimiento" por el uso de una instalación municipal. Como consecuencia se informa que el Consejo de Administración de la empresa Oxipharma SL acuerda "por unanimidad que no prorrogaremos el contrato de esponsorización del equipo, lo que posiblemente ocasionará la desaparición del mismo".

Por tanto, si se consuma la retirada del Oxipharma FS como conjunto de Primera División se perderá en los despachos lo que se consiguió en las canchas de juego.