Al Universidad de Granada se le fue una ocasión fantástica para acabar el 2017 con algún punto más. Faltaron muchas cosas: ambición, buena toma de decisiones, mejor lectura del partido, posesión y contundencia defensiva. Parecía que los arlequinados tenían controlado el encuentro pero fue una sensación que se rompió en la segunda parte, donde un equipo como el filial del Cisneros, que en el primer tiempo demostró no tener más rugby que el 'Uni', arrasó a su rival por convicción y por saber qué hacer en cada momento. Los madrileños fueron a ensayar y el 'Uni' no. Y eso se pagó (13-31b).

La primera mitad terminó 3-7. Poco juego, poco rugby, mucho contacto y mucha igualdad. Los colegiales ensañaron potencia física pero pocas ideas ofensivas. El Universidad menos todavía porque apenas tuvo la posesión. Aguantó y vivió de los fallos de manejo visitantes. Daba la impresión de que si los de Fabián Pérez hubieran dado un paso adelante, algo más habrían conseguido. La esperanza es que quedaba la segunda parte.

Pero en ella no pasó nada bueno para el 'Uni'. El Cisneros Zeta convirtió su dominio en ensayos, tanto por fuerza como por movilidad de sus tres cuartos (3-19 a 20' del final). Quedaba la mitad del tiempo pero el equipo local siguió sin tener continuidad ni profundidad. Esta vez Jorge Pérez no estuvo fino. Falló dos golpes de castigo y en el limbo se quedó la opción de saber qué hubiera pasado de haberlos jugado a touche. A 13' del término sí acertó (6-19), pero quedaba poco tiempo para la recuperación. Pasó lo que la lógica del partido dictaba. El rumano Florea ensayó por fuerza y el 6-26 ya prácticamente prohibía hasta el bonus defensivo con 6 minutos aún por jugarse.

Una gran marca de Esteban a falta de cuatro minutos maquilló un marcador que cerraron los madrileños con una escapada de Pipa rompiendo varios placajes, otra de las grandes rémoras ayer del 'Uni'.