Dicen los chinos que la experiencia no se mide en años, sino que se mide en vidas. Esto es aplicable a Jon Toral. Sus 21 años no le privan de tener una mente privilegiada para el fútbol. Desde su salida de la cantera del Barcelona no ha parado de progresar en el Arsenal junto a su amigo y compañero Bellerín. Sus caminos se separaron cuando, tras destacar con el Arsenal sub 21 y conseguir ficha con el primer equipo se fue cedido al Brentford. Al año siguiente se fue cedido de nuevo a la segunda división inglesa, al Birmingham City por petición expresa de sus entrenador.

Allí ha terminado de dar el salto de calidad. Ha sido elegido el mejor jugador del equipo en la temporada, lo que le ha servido para ganarse una nueva cesión pero, en esta ocasión, a la mejor liga del mundo.

Toral juega en al media punta, pero en algunos momentos puntuales del partido puede tomar la posición interior para crear superioridad por las bandas.

Zurdo de nacimiento pero capaz de manejar casi a la perfección ambas piernas se desenvuelve con mucha comodidad con el balón. No le asusta ser el que lleve el tempo de la jugada en los metros finales. Es capaz de ver el pase que no ven los demás, sobre todo con delanteros que se mueven bien en la zona baja y que buscan el desmarque. Un total de seis asistencias le corroboran como un pasador cualificado.

Tampoco le asusta llegar en segunda línea. Ocho goles la pasada campaña y seis la anterior certifican que su apoyo goleador puede ser vital para cualquier equipo.

El guión que pretende seguir Paco Jémez es, a priori, positivo para Toral. Si el equipo es capaz de crear espacios en la defensa rival Jon encontrará su hábitat natural de juego. Quizás algo falto de velocidad punta, pero no es algo que él requiera para estar a primer nivel.

Su acople con el resto de compañeros no debe suponer un gran problema. Su forma alegre de jugar casa tanto con jugadores que ya llevan varios años como Rochina o Édgar y como con las nuevas adquisiciones como el joven Boga.