Fútbol l Primera Andaluza

Un aficionado invade el campo y provoca la suspensión

  • La agresión a un jugador santaferino en el minuto 63, principio del fin del choque

Sólo se jugaron dos terceras partes de encuentro. ¿Quién tuvo la culpa? Pues de quienes no saben mantener la calma, de quienes acuden a un recinto deportivo no para divertirse sino para ajustar cuentas con cualquier tipo de frustración o vaya usted a saber qué tipo de fantasma interior. El caso es que por culpa de -en principio- un energúmeno (después fueron bastantes más), lo que debía haber sido una vistosa fiesta con el aliciente de la rivalidad entre vecinos se convitióo en un capítulo para la crónica de sucesos.

La primera parte no dio mucho de sí. En ella se vio a un Cúllar Vega muy serio y con la lección aprendida de cómo hay que jugarle al líder incontestable de la categoría. Los de Figueroa cerraron a cal y canto las bandas e impedieron que los dos puñales de que dispone Juanjo Rodríguez pudieran desplegar su juego incisivo. Apenas hubo ocasiones.

La segunda parte se inició con más de movimiento cerca de las porterías y antes de los cinco minutos se produjeron sendas oportunidades para los santaferinos Thompson y Gerardo. Todo transcurrió con aparente calma y dentro de los cauces de la deportividad, tanto por uno como por otro cuadro. Pero en el minuto 57 hubo sus más y sus menos entre el cullero Ordóñez - ex del Santa Fe- y el santaferino Luismi, con el consiguiente arremolinamiento de jugadores de uno y otro equipo en una mini tangana, la cual se saldó con amarilla para los dos iniciadores de la misma y aquí paz y después gloria, pues el partido siguió como si tal cosa.

Y así llegamos al minuto de la discordia, el 63. Al parecer hubo un cruce de insultos entre un aficionado, y el capitán santaferino Christian, y el espectador, ni corto ni mucho menos perezoso, no se lo pensó dos veces e invadió la zona de juego agrediendo al jugador. Lo que vino después fue una invasión generalizada de aficionados que saltaron al terreno de juego desde los cuatro puntos del rectángulo, formándose un tumulto de futbolistas y espectadores en el que más de uno y más de dos resultaron contusionados, entre ellos el energúmeno que inició la agresión que fue retirado sangrando. Ocioso es decir que en el Municipal San Miguel, como es habitual, no había ningún tipo de autoridad ejecutiva que pudiera poner algo de orden.

Tras calmarse algo los ánimos, jugadores y colegiados se retiraron a vestuarios a esperar la presencia de la fuerza pública. Pero después de media hora de espera el colegiado jienense decidió la suspensión definitiva del choque a pesar de que en ese momento ya se habían personado hasta seis números de la Benemérita. En definitiva, lamentable espectáculo que, seguramente, pagarán caro los culleros. El Comité de Competición tiene la última palabra.

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