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Una amenaza para Froome

  • Rigoberto Urán es el último obstáculo del maillot amarillo en la contrarreloj de hoy

Rigoberto Urán (Cannondale) rueda tranquilamente en el seno del pelotón.

Rigoberto Urán (Cannondale) rueda tranquilamente en el seno del pelotón. / GUILLAUME HORCAJUELO / efe

Chris Froome buscará hoy dar el golpe de gracia y abrochar su cuarto triunfo en la ronda francesa a la espera de cruzar la meta mañana en París.

La contrarreloj de 22,5 kilómetros en Marsella, con salida y meta en el velódromo, es la última oportunidad que tienen los perseguidores de Froome para apartar al británico de la victoria final. La última jornada, 103 kilómetros sin puertos ni complicaciones, servirá sólo para que el líder luzca el amarillo por las calles parisinas.

Campeón del Tour en 2013, 2015 y 2016, Froome llega a la penúltima etapa con 23 segundos de ventaja sobre el segundo, Romain Bardet, y con 29 sobre el tercero, el colombiano Rigoberto Urán. Gran escalador, Bardet no debería ser una amenaza para Froome y todo apunta a que Francia seguirá esperando un año más para ver a uno de los suyos en lo más alto del podio.

De ese modo es Urán el que más asusta a Froome. "Es el contrarrelojista más fuerte de mis rivales", avisó hace unos días el jefe de filas del Sky.

Sin embargo, que el colombiano le recorte 29 segundos al líder sería una sorpresa mayúscula. Froome es uno de los mejores contrarrelojistas y en la primera etapa, una crono de 14 kilómetros, le endosó 51 segundos.

"Urán es la gran amenaza para nosotros. Está siendo una carrera apretada y puede pasar de todo. Si todo va como la contrarreloj de Düsseldorf, tengo la mano ganadora. Soy optimista", avanzó Froome, doble bronce olímpico en la lucha contra el reloj.

"Es muy complicado", admitió el propio Urán, que busca convertirse en el primer sudamericano en ganar el Tour. "La contrarreloj es muy importante. Es difícil, pero más al final del Tour".

Froome seguramente recuerda a Urán en el Giro 2014. El colombiano fue segundo tras ganar la duodécima etapa, una crono de 42,2 kilómetros, con 1.34 minutos de diferencia sobre el australiano Cadel Evans, campeón del Tour 2011 y uno de los mejores ciclistas en las cronos.

Se espera que el estadio del Olympique de Marsella, que albergará la salida y la meta de la etapa, esté con las gradas repletas para el último espectáculo del Tour. La organización calcula que habrá 67.000 aficionados en el estadio para animar a los ciclistas. La entrada será libre.

Construido en 1937, el Vélodrome fue reformado para la Eurocopa de 2016 y hoy recibirá por primera vez al pelotón de la gran vuelta gala. Normalmente alberga los partidos del Olympique de Marsella, que debutará en la nueva edición de la liga francesa el próximo 6 de agosto, recibiendo en casa al Dijon.

"Es un enorme desafío", señaló Richard Miron, senador de deportes de la ciudad, sobre el hecho de acomodar el estadio al Tour. "No todo es fútbol". Se estima que el coste del espectáculo deportivo ascienda a alrededor de 750.000 euros.

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