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El anfitrión, un rival más peligroso fuera que dentro del campo

  • Brasil busca la final ante una Suráfrica que estará arropada en la grada por un público muy ruidoso

Con todo un país en contra, la selección de Brasil buscará superar hoy en Suráfrica el penúltimo escollo que le queda para revalidar el título de la Copa Confederaciones conquistado hace cuatro años en Alemania, enfrentándose a los anfitriones del torneo en la semifinal que se jugará en Johannesburgo.

El equipo pentacampeón mundial se perfila como claro favorito, pero los surafricanos comandados por el brasileño Joel Santana apuestan a lograr la misión imposible y alcanzar la final alentados por el apoyo de la hinchada y sus ruidosas vuvuzelas.

"Si eso nos otorga una ventaja sicológica, espero que la hinchada las haga sonar aún más fuerte", afirmó el portero de los Bafana Bafana, Rowen Fernandez, al aludir a las quejas de jugadores brasileños por el ruido de esas cornetas de plástico usadas por los aficionados de fútbol de Suráfrica.

En las filas de la verdeamarela, la euforia que se adueñó del grupo tras la abrumadora victoria por 3-0 sobre Italia, fue reemplazada por un discurso cauto. Ya nadie afirma que Brasil es favorito.

"Será un partido muy difícil. Es el país anfitrión, estarán muy alentados por la hinchada, tienen a un técnico brasileño que conoce mucho a nuestro equipo. Tendremos que tener inteligencia para actuar contra ellos", afirmó el lateral izquierdo Andre Santos.

Santana se perderá ante Brasil al volante Macbeth Sibaya, uno de los integrantes mediocampo, quien cumple suspensión.

Brasil y Suráfrica se enfrentaron hasta ahora dos veces, en partidos amistosos ganados por la verdeamarela. El más reciente ocurrió en diciembre de 1997 en Johannesburgo. Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, la selección surafricana sub 23 se impuso por 3-1 sobre los brasileños.

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