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La fuerza del banquillo

  • El conjunto de Pin derrota a un complicado equipo en un encuentro en el que la segunda unidad es determinante

  • Tras un inicio incierto, los granadinos fueron siempre por delante

Alejandro Bortolussi encara la canasta manchega ante la oposicón de Livingston en un lance del encuentro.

Alejandro Bortolussi encara la canasta manchega ante la oposicón de Livingston en un lance del encuentro. / fotos: álex cámara

Victoria de mérito la lograda por el Covirán ante el Albacete, uno de los equipos fuertes de la categoría. Y más aún cuando fueron los hombres de banquillo los que ayer sacaron las castañas del fuego. Del quinteto que saltó al parqué del Palacio de Deportes, sólo Carlos de Cobos estuvo a la altura. Luego, la presencia de Carlos Corts, Manu Rodríguez y Maodo Nguirane fue la que dio lustre y consistencia al juego de la escuadra nazarí. La victoria permite al Covirán seguir en el trío de cabeza de la LEB Plata.

Los albaceteños intentaron llevar la iniciativa en el inicio gracias a un mayor acierto en ataque y a una fuerte intensidad en la defensa. Los primeros cinco minutos fueron sintomáticos: mientras el Covirán no tuvo acierto en la anotación desde más allá de la línea de 6,75, los extremeños sumaron desde todas las posiciones, incluidos dos triples, y habían protagonizado varios robos de balón. Quedaba así de manifiesto que fue el Albacete el equipo que salió más metido en el encuentro.

El final del segundo cuarto marcó una diferencia que a la postre fue determinante22Puntos. Fue la máxima diferencia de los locales, que se produjo tras un triple de Manu Rodríguez: 75-53

Una canasta de Covington mediado el acto inicial puso un 5-12 que obligó a Pin a mover el banquillo para dar entrada a Carlos Corts y Bortolussi. Los dos protagonizaron la reacción ofensiva local con un triple, el primero, y un 2+1, el argentino. Esto, unido a una mayor intensidad en defensa y atención en el rebote, trajo como consecuencia que los de Pin dieran la vuelta al marcador antes de la conclusión de los primeros diez minutos gracias a un triple de Manu Rodríguez, otro de los que había salido desde el banquillo, con el que se cerró un parcial de 10-2: 15-14.

El siguiente cuarto comenzó de manera distinta. Los granadinos, a sabiendas de que no podían dejar hacer a su rival, anotaron en su primer ataque y defendieron fuerte en su pista hasta provocar que los manchegos agotaran la posesión. El técnico visitante fue ahora el que paró el partido. Tras instalarse con cinco puntos de ventaja, el Covirán entró en un tiempo de intercambio de canastas y errores. A falta de cinco minutos para el descanso, los dos equipos afinaron puntería desde la línea de triples y encadenaron tres acciones consecutivas pasando el balón por el aro del que salió beneficiado el Covirán. Manu Rodríguez, uno de los más destacados en este periodo, elevó la ventaja granadina hasta los ocho puntos (29-21). Tras otro tiempo muerto visitante, otro triple, esta vez para Albacete. Y de nuevo, los cinco puntos de colchón para los de Pin.

La salida de Nguirane dio aire fresco al Covirán en las dos pistas. Y con Corts llevando la batuta, los nazaríes se fueron hasta los nueve puntos (33-24, a 2'46'' para el descanso). Aunque los albaceteños reaccionaron para recortar diferencias, lo tiraron todo por la borda cuando los colegiados les señalaron una técnica, al banquillo, y una antideportiva. El Covirán lo aprovechó a la perfección para llegar al intermedio con unos guarismos más que favorables: 41-27.

Le costó coger ritmo al cuadro granadino en la reanudación. Y eso que con dos canastas de Wright y Almazán consiguió estirar la ventaja hasta los 16 puntos (43-27 y 45-29). Fue en los primeros compases, porque en los siguientes tres minutos hubo una cierta desconexión que hizo que el Albacete firmara un parcial de 0-6. Almazán, con un triple, hizo despertar momentáneamente a los suyos (48-34, 25'). No sirvió para mucho, porque el partido se instaló en la mediocridad a ambos lados de la pista. El marcador se fue moviendo a empellones hasta que en el tramo final del tercer cuarto a los manchegos no les quedó otra que sacar provecho del mal juego de los de Pin. El técnico nazarí tuvo que pedir tiempo muerto cuando el Albacete se situó a ocho puntos tras completar otro 0-6 a falta de dos minutos para la conclusión del cuarto (50-42). Una antideportiva al visitante Eugenio Gómez permitió al Covirán mantener esa renta antes de afrontar el último cuarto: 54-46.

El comienzo del acto definitivo tuvo un nombre propio: Manu Rodríguez. El alero, que en el segundo cuarto fue uno de los 'culpables' del buen juego local y que en el tercero apenas jugó un par de minutos, en poco más de minuto y medio anotó cinco puntos para dar algo de tranquilidad a los de Pin (59-46, a 8'49'' para el final). Pero se necesitaba más porque los granadinos adolecían de falta de regularidad y, en algunas fases, de concentración a la hora de mover el balón en la pista contraria. Un triple de Ortega fue un toque de atención cuando aún faltaba poco menos de seis minutos (61-53).

Pin, que poco antes había dado entrada a Nguirane para dar más consistencia en la 'pintura', paró el partido. Un triple de un Carlos Corts que firmó un gran partido y la presencia en la zona del pívot senegalés dieron más seguridad al juego de los locales. Un lanzamiento con valor de tres puntos de De Cobos a falta de cuatro minutos para el final del choque fue letal para el Albacete. Los últimos minutos fueron un castigo para los visitantes, mientras que los locales, con la muñeca suelta, terminaron por acribillar a sus invitados hasta que otro triple de Corts puso la máxima diferencia del encuentro (72-53, a 2'54'' para el final). Fue el momento cuando con toda la lógica el Covirán también bajó un poco los brazos, lo que aprovechó el Albacete para maquillar el marcador final.

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