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Cuando la historia necesita reinventarse

  • Francia busca reencontrarse con la Davis ante Bélgica, que nunca la ganó

A lo largo de 2017, la Copa Davis dio síntomas de estar herida. El poco respaldo de los jugadores y la creación de nuevos torneos y proyectos que saturan el calendario colocaron a la histórica competición entre la espada y la pared. Renovarse o morir.

La final del torneo entre Francia y Bélgica en Lille servirá este fin de semana para echar el telón a la temporada tenística. Los galos buscan su primera Davis en 16 años ante un rival que nunca la ganó. Este 2017 será recordado por el resurgir de Rafael Nadal y Roger Federer, pero fueron también 12 meses claves para la Copa Davis. Cuatro hechos demuestran que la Federación Internacional de Tenis (ITF) hace bien en proponer nuevas ideas y formatos: en la primera ronda de este año sólo jugó un top ten; la ATP planea resucitar la Copa del Mundo; los jugadores reclaman cambios en el calendario y la primera edición de la Copa Laver, que reunió en Praga a los mejores del mundo en septiembre, fue un éxito.

La ITF tiene en la Copa Davis y la Copa Federación sus dos principales productos. Y es totalmente consciente de que necesitan un lavado de cara para no perder atractivo. Se barajaron varios cambios, como crear una sede conjunta para las finales de ambos torneos, reducir los partidos masculinos de cinco a tres sets, bajar de tres a dos días los días de competición o que los países anfitriones no hicieran frente a tantos costes. Sin embargo, el único cambio sustancial que se aprobó en la reunión de la Asamblea General de agosto fue que los finalistas decidirán si arrancan el siguiente año como anfitriones. Una nimiedad.

Pocas semanas después la ITF anunció que probará ciertos cambios la próxima temporada en los Grupos I y II, la segunda y tercera división. Las series se jugarán en dos días y los partidos serán al mejor de tres mangas. Pero los principales problemas de la Davis, cuya primera edición se disputó en 1900, es que no reparte puntos para el ranking ATP y no entrega premios en metálico. A ello se suman los desplazamientos (en ocasiones de miles de kilómetros) y los cambios de superficie. La consecuencia es que muchas de las mejores raquetas deciden no jugar.

Se necesitan cambios, pero hacer algo en el tenis es muy difícil desde el punto de vista organizativo. Está la ITF, la ATP (circuito masculino), la WTA (circuito femenino) y los cuatro Grand Slam. A ello hay que añadir los intereses de los torneos, de las televisiones y de los propios jugadores.

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