Liga Santander

La maldición del murciano (1-1)

  • El Granada sigue sin ganar y deja que otro rival directo consiga puntos en Los Cármenes. El equipo pasa de la seguridad defensiva y la nulidad en ataque a lo contrario después del 0-1.

Esta semana se terminó la 'maldición de la cabra' que estaba condenando a los Chicago Cubs a atravesar una sequía de 108 años sin ganar las Series Mundiales de béisbol. Sin llegar a tal magnitud, ayer se quedó una buena mañana para que el Granada también rompiera la suya. Medio año sin ganar, desde el 8 de mayo pasado en Sevilla, y diez jornadas sin estrenar el casillero de victorias que debían tocar a su fin contra el Deportivo. Pero no. Todo sigue igual. Empate esquizofrénico ante otro rival directo que escapa con premio de Los Cármenes. Una locura porque el Granada fue superior, aunque sólo ligeramente, durante los noventa minutos, ya fuera cuando estaba en fase defensiva como cuando se decidió a atacar en condiciones, algo que sólo sucedió al final. Sin embargo, si a los puntos hubieran ganado los locales, a guantazos se lo debería haber adjudicado el 'Dépor'. Marcó dos goles pero uno se lo anularon por fuera de juego inexistente de Babel y cuando los rojiblancos buscaban con más ahínco la victoria, los gallegos perdonaron hasta tres acciones clarísimas de gol con una brillante actuación de Ochoa, atajando un buen disparo a Gama (83') y un remate franco de Florin que será la parada de la jornada (84').

¿Con qué versión es mejor quedarse? ¿Con la de la primera parte, que no sufrió pero que atacó mal, o con la de los quince minutos finales, con asociaciones entre líneas y oportunidades de ganar, pero terriblemente frágil atrás? El Granada convivió entre la seguridad defensiva, la nulidad ofensiva, el desenfreno delante y el aterimiento atrás. Unos vaivenes que no tuvo el Deportivo. Supo usar la pelota y cuando esta la controló el equipo de Alcaraz no le costó dejarse dominar. Un bloque, una idea clara, mantenida en el tiempo desde el curso pasado y mejorada con fichajes. Lo contrario a lo que pasó aquí.

Era una prueba de fuego para el Granada después de sorprender en el Camp Nou, pero como ya se vaticinó, ese plan debía mostrar sus virtudes en el campo del contrario. Alcaraz sacó el mismo once con el único cambio de Barral en la delantera. Y se vieron las carencias ofensivas del equipo con cinco atrás. Aunque la línea se estableció en el medio del campo, se atacó con poca gente, y esta sin apenas movilidad. Sólo el gaditano trataba de sacar a los centrales de su sitio y fruto de ello consiguió poner un centro que a Pereira le quedó muy alto, lo que le impidió conectar bien el remate (37'). Lo único potable. Ni el 'Dé' tuvo ocasiones, si bien un remate de Florin con varios rebotes devino en susto (12').

Alcaraz mantuvo a los mismos al comienzo de la segunda mitad, aunque sabiendo que ofensivamente tendría que cambiar para ganar. Tardó en reemplazar a Saunier (con tarjeta) por Boga y Toral, muy perdido, por Samper. Más tarde entró Kravéts. El equipo se soltó la melena pero empezó a padecer atrás una vez que el sistema pasó a ser un 1-4-4-2. Aunque por aquel entonces ya se había empezado a romper el encuentro.

Lanzó dos avisos el Granada mal finalizados en una internada de Cuenca, que falló en el pase, y un intento de remate de cabeza de Carcela en córner que nadie empujó a gol aunque la pelota se quedó muerta. Respondió el Deportivo con una falta de Emre Çolak con la zurda que repelió el Memo (53'), y tres minutos más tarde Pereira cabeceó flojo hacia las manos de Tyton un centro de Carcela.

El conjunto visitante se adelantó con el envite a punto de entrar en el último cuarto. Nació todo en una pérdida, con falta incluida, de un Uche Agbo que cayó en la irrelevancia conforme el partido pedía más calidad. Se generó una contra (que nunca debió llegar con defensa de cinco) en la que Florin le ganó un forcejeo a Lombán y se plantó ante Ochoa. El rumano finalizó mal pero el balón quedó muerto en los pies del mexicano, que al intentar despejar golpeó la pelota en Florin para que esta acabara en la red.

Los cambios dieron más mordiente al Granada pero el exceso de conducciones de Carcela y Boga penalizaron en la generación de acciones de gol. Es más, lo que llegó fue el 0-2 en un córner rematado en el segundo palo por Babel que anuló Undiano a instancias de su linier. En el campo parecía haber acertado pero la tele les dejó por mentirosos y con mucha alevosía.

Entró Samper y sorprendió por su bravura, tanta que gozó de dos ocasiones. Una justo cuando entró en un remate que lamió el poste y una siguiente en un disparo desde la frontal algo forzado que detuvo Tyton. El frenesí llegó en la embarullada jugada del empate, con un cabezazo de Barral al travesaño, un remate de cabeza de Vezo con la meta para él pero que mandó a donde estaba el portero polaco, y una tercera acción en la que Barral puso la pelota a Lombán y entre el astur y el arquero metieron la bola en el marco coruñés (80').

El problema de irse a ganar sin contemplaciones generó oportunidades en contra del Granada. Ochoa detuvo tiros de Gama y Florin y vio como Borges remataba arriba un córner. El Granada se embarulló y quemó su último cartucho en un testarazo, también a saque de esquina, de Lombán en el 92' que se fue desviado.

Sin victorias se plantará el Granada en la doble jornada fuera de casa que vendrá tras el parón. Y nada menos que a Valencia y Vigo. Y luego Sevilla en casa... Públicamente no, pero quizás Quique Pina lanzara una profecía antes de irse del estilo "sin mí no volveréis ganar", algo así como la proferida por Billy Sianis a los Cubs pero en versión granadina. Se podría llamar la 'maldición del murciano'.

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