Menos mal que los aficionados rojiblancos pudieron llevarse algo a la boca -y no solo decepción y preocupación- gracias a la irrupción del único futbolista nuevo al que todavía no conocían, Yacine Brahimi, quien dejó una grata impresión en sus primeros 45 minutos como rojiblanco. Claro, que hay que tener en cuenta que sus prestaciones relucieron más al situarlas en el contexto de un partido muy gris por parte del equipo de Anquela, que tuvo que convivir durante varias fases del mismo con silbidos procedentes de la grada. Con Brahimi sobre el campo el equipo fue más peligroso, llegó más y en mejores condiciones a las inmediaciones del área. El debutante demostró tener mucha facilidad para conservar la pelota y salvar contrarios, merced a unas buenas condiciones técnicas, así como intensidad y visión clara. Lo peor fue el 'galvanazo' de la jugada del gol del Deportivo, imperdonable para tratarse de dos tipos como Mainz y Toño. Y también, la 'incomparecencia' de tipos teóricamente claves como Orellana, El Arabi o Torje.