CB GRANADA | tau cerámica · EL OTRO PARTIDO

El muro de las lamentaciones

  • Trifón Poch destaca la recuparación de sus jugadores tras la derrota de la anterior jornada

"Y si hubiera...". Éste fue el inicio más repetido de las muchas frases que ayer se pronunciaron por todos los rincones del Palacio de Deportes a la conclusión del trepidante e intenso encuentro que protagonizaron el Club Baloncesto Granada y el solidísimo líder de la Liga ACB, el Tau Cerámica.

En un partido que se tuvo que decidir por un punto de ventaja y tras la disputa de una prórroga, los detalles, unos grandes y otros minúsculos, tuvieron su incidencia en el resultado final. Evidentemente, uno se fija más en los que influyeron en el conjunto que entrena Trifón Poch, al que parece que le van a poner una multa millonaria por cada vez que pida tiempo muerto. En el otro bando también hubo sus cosillas, pero ¿quién se fijó en ellas?

Nada más concluir el partido, mudo y con el gesto bastante contrariado, el primer "Y si hubiera..." que se me vino a la cabeza hacía referencia a pequeños errores que al final fueron determinantes. Este cajón está lleno. Me acordé de la gran jugada que protagonizó Filip Videnov antes del descanso, a la que le faltó el colofón de la canasta. Falló una bandeja aparentemente fácil después de haber hecho un coast to coast. El búlgaro falló otra acción parecida. Pablo Aguilar también. ¡Y esos dos tiros libres marrados por el joven granadino! ¡Y ese triple que escupió el aro cuando se estaba cociendo el 'pescao'! Con que cualquiera de estas jugadas hubiera tenido otro final, otro gallo hubiera cantado.

Otra más. Faltan 17 segundos para la conclusión. El marcador señala un precioso 84-83. Y la posesión es nuestra. Desde la grada se empieza a vislumbrar que el sueño es posible. Vlado pide el balón, lo sube y, ante la presión de los rivales, suelta una pedrada que pretendía ser un pase a Aguilar. Mickeal lo roba y machaca. Cambia el decorado. Si Scepanovic no hubiera sido víctima de la precipitación o hubiese visto venir al negro de blanco... ¡Ésa era la jugada que bien habría podido cambiar el curso del encuentro!

Pero aún hay más. Y si en vez de echar tantos balones fuera con el tema del marcador se hubiera puesto solución... El Patronato de Deportes no hace más que culpar a los cronometradores, pero la realidad es que el aparato falla más que una escopeta de feria. Antes lo había hecho en momentos intrascendentes y no se le dio excesiva importancia. Ayer pudo ser una de las causas de la derrota. Cuando Scepanovic anota el 86-85 el cronómetro señalaba tres segundos y una décima. Luego corrió hasta 1'18'' y acabó por ponerse en cuatro segundos. Nueve décimas de más que bien supo aprovechar Mickeal. ¡Vaya pesadilla de tío!

Justo antes, los árbitros hubieran podido señalar técnica a Dusko Ivanovic por tomarla con el mobiliario del Palacio cuando se discutía sobre el tiempo que restaba para la conclusión.

Hubo más. Cada aficionado, jugador y técnico se acordó de algo. Los más maliciosos, entre los que está el que suscribe, aún tiene en mente el partido de hace una semana en Sevilla. Si se hubiera jugado contra el Cajasol la mitad de bien que se hizo ayer, el equipo estaría un poco más arriba en la tabla. Y no se le habría dado vidilla a Humet y compañía.

¡Ay si hubiera pasado lo que no pasó!

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