Granada cf · levante

Cuando más se necesitaba (5-1)

  • El Granada firma el mejor partido de la temporada y golea a un Levante al que deja tocado. Los rojiblancos aguantan los buenos resultados de sus rivales y llegan a Vigo fuera de la zona de descenso.

Lo más importante del vital triunfo de ayer del Granada CF fue la forma, el cómo se produjo. Ganar era básico, pero no era lo mismo hacerlo por la mínima y sufriendo como es costumbre en este campo, que convenciendo, como sucedió ayer. Si a esto se le suma la goleada conseguida, el plantel puede sentirse en condiciones de soñar con una permanencia que los resultados de los demás implicados estaban empezando a escribir en chino. Que aún lo sigue, ojo, pero los rojiblancos se mantienen fuera del hoyo en una jornada donde Sporting y Getafe también cogieron una buena dosis de esperanza. Lo que pasa es que el Granada sigue teniendo la sartén por el mango.

 

Fue encomiable cómo el Granada tiró de sangre fría en el encuentro de ayer, cómo le comió la moral y la tostada a un equipo que venía en franca mejoría como el Levante. Quizás la primera gran obra de José González desde que llegó al equipo, y eso que no lo tenía fácil. Finalmente pudieron jugar El Arabi y Rochina, pero no Miguel Lopes. Y eso obligó al gaditano a improvisar a un lateral derecho que no tenía en la plantilla. Arriesgó al no convocar a un hombre de banda como Édgar para colocar a un central como Lombán, que visto su rendimiento en una posición que no era la suya, se bastó para frenar las acometidas que buscaba el Levante por su lado. Biraghi, con sus pifias habituales, también cumplió.

 

Pero la clave estuvo en la medular. Pese a un comienzo algo más impetuoso del Levante, la medular rojiblanca empezó a imponerse. Sobresalió, para variar, Doucouré. El francés va camino de salir de Granada costando diez millones más de los que pagó en invierno el Watford. Oxigenó a todo el equipo y amargó los intentos de salida de los visitantes, por l o que los granadinos se soltaron para atacar.

 

Aunque faltó que Rochina se ofreciera algo más, el equipo encontraba bien a los interiores. Más activo Success, que completó quizás sus mejores noventa minutos como jugador granadinista. No tuvo muchos problemas con Orbán, al que desbordó con facilidad. Pero sobre todo jugó con cabeza, sabiendo cuando arriesgar, cuándo no, y atrayendo las atenciones de la defensa. Tardó 25 minutos en llegar el primer gol gracias al nigeriano, que le echó una carrera al argentino y se plantó sólo ante Mariño para, esta vez sí, marcar. Premio gordo para José, que había practicado las finalizaciones con el de Benin City toda la semana después de los entrenamientos. Antes del tanto no había pasado nada. Algún acercamiento sin chicha del Levante y dos incursiones de Cuenca que acabaron con un tiro del catalán y un remate alto de El Arabi.

 

Tras el 1-0 pasaron el segundo gol y el tercero. Con el Granada siendo ya dominador y asfixiando al Levante en su propia parcela del campo, los corazones de la hinchada lo estaban pidiendo. Y por una vez, el genio del fútbol les concedió el deseo. Penalti claro de Verza por mano y El Arabi rubricaba el 2-0 diez minutos después del primero. Antes del descanso, un inusitado 3-0 con el que pocos contaban. Nuevamente un Success enorme cuerpeó con Lerma para robarle un balón dividido, se metió en el área con el y sirvió atrás para que Rochina anotara de zurda (3-0).

 

La segunda parte tuvo la historia del resto de goles. El Levante tomó la pelota retado por un Granada que se plantó con orden y en el que apenas se sufrió. El marcador y la tibieza levantina eran la tónica hasta que Deyverson, en tres ocasiones del 64' al 71', chutó en posición clara de gol ante Andrés Fernández, que con dos paradones también puso su estrella al partido y evitó alguna apretura de más. Marcaron los valencianos a ocho del final con un golazo de Rubén García, pero el 'amigo' Orbán cometió manos tres minutos más tarde para que El Arabi, con rabia, interpusiera los tres de margen otra vez. Cualquier opción de que el Levante apretara se acabó ahí. El quinto llegó en pleno desconcierto foráneo. El Arabi firmó su triplete al culminar una inteligente acción de Peñaranda.

 

Cinco goles a estas alturas de año deben ser ese punto de inflexión que buscó la directiva esta semana. La esperanza ha renacido. ¡En qué momento!

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