tenis lRoland Garros

El primer partido del resto de su vida

  • Nadal encara el duelo ante Murray de hoy con la intención de repetir el buen nivel mostrado ante Soderling

Rafael Nadal dice que no, que todo es igual, que nada cambió en los últimos años, pero el partido de hoy ante Andy Murray es doblemente importante: lo puede poner en su sexta final de Roland Garros, y sería además la primera victoria del resto de su vida.

Para alguien que lleva casi una década en el primer plano del deporte, cumplir hoy 25 años es como llegar a los 40 para una persona normal: una bisagra, un antes y un después. Y Nadal, educado, correcto, notable deportista, no es, evidentemente, una persona normal, aun cuando en los últimos días en París se sintiera por momentos como un vulgar empleado condenado a la rutina.

"Estábamos entrenando bien y luego en la pista todo salía al revés. Los nervios le atenazaban y no le dejaban hacer nada bien. Se precipitaba en las jugadas, no tenía orden de juego, no corría bien", explicó ayer Toni Nadal, tío y entrenador del (aún) número uno del mundo. Nadal ya no depende de sí mismo para mantener el número uno. Si el serbio Novak Djokovic vence hoy al suizo Roger Federer en la otra semifinal, el lunes será oficializado como nuevo rey del tenis. No sería nada extraño, porque desde hace seis meses y 43 partidos Djokovic no conoce otra sensación que la de la victoria.

El español jura y perjura que, si le dan a elegir, prefiere mucho más un título de Grand Slam que ser número uno, pero está denotando cierto aburrimiento de las rutinas del tenis, cierto hartazgo de escuchar una y mil veces las mismas preguntas, recorrer los mismos aeropuertos o parar en los mismos hoteles.

No hay por qué elegir entre ganar un Grand Slam o ser número uno, porque una cosa no excluye necesariamente a la otra. Pero sí es cierto que el británico Murray podría hacer que esta semana Nadal se quede sin las dos.

"La mayoría de las veces que nos enfrentamos, incluso en prácticas, sacamos lo mejor de nuestro juego. No sé por qué sucede, pero lo conozco desde joven y somos muy buenos amigos", dijo días atrás Murray, que también tiene sus sobresaltos en Roland Garros.

A principios de la semana, una baguette se convirtió en un pequeño gran problema para Murray, que mordió con ganas el tradicional pan francés y dejó un diente maltrecho en el camino. Aquello fue el día de la victoria sobre el serbio Viktor Troicki en los octavos de final, pero el miércoles, tras eliminar al argentino Juan Chela, tuvo que ir al dentista.

Murray está en forma. Ni el dolor de garganta con que se despertó el miércoles ni el tobillo que se torció la semana pasada disminuyen sus posibilidades. Es, en todo caso, la estadística la que da favorita a Nadal, que venció al británico diez de las 14 veces que lo enfrentó, también las tres veces que se midieron en arcilla. "Andy tiene todos los golpes", suele decir Nadal, que destaca siempre el "talento" del escocés. Por eso el choque que desde las 14:00 librarán ambos en el estadio Philipe Chatrier promete gran tenis, intensidad y emoción.

Ana María, la madre de Nadal, llegará a París para ver a su hijo en un fin de semana clave para su temporada: ganar Roland Garros le cambiaría el humor, le quitaría presión, lo liberaría de cara a la cita que en poco más de dos semanas llegará en Wimbledon. Y ganarle a Murray le permitiría además desentrañar un pequeño misterio: ¿qué es el regalo sorpresa que le preparó la televisión francesa para entregarle durante su entrevista posterior al partido?

En su entorno lo conocen: "Sabemos que le va a gustar".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios