balonmano europeo de croacia

A segunda ronda por oficio

  • La selección se clasifica tras derrotar a Hungría en un partido muy ajustado que superó por veteranía

El español Álex Dujshebaev pelea por el control del balón con los húngaros Patrik Ligetvari y Bence Banhidi.

El español Álex Dujshebaev pelea por el control del balón con los húngaros Patrik Ligetvari y Bence Banhidi. / GEORGI LICOVSKI / efe

La selección española certificó su clasificación para la segunda ronda del Europeo tras ganar a Hungría en un durísimo partido en el que los españoles se impusieron gracias a su mayor oficio.

Una veteranía que quedó especialmente reflejada en el manejo de las exclusiones, ya que mientras los españoles lograron abrir brecha en el marcador mediada la segunda mitad con un jugador menos sobre la pista, los húngaros no supieron nunca manejarse en inferioridad. Circunstancia que no desaprovechó el conjunto español para conservar los dos goles de ventaja (21-23) con los que entró en los últimos diez minutos de encuentro y que permitieron a los de Jordi Ribera alzarse con un triunfo que vale la clasificación.

Un extraordinario resultado que no puede ocultar los problemas que tuvo la selección española, que vio como el pivote Gedeón Guardiola tuvo que abandonar la pista lesionado (minuto 26), a causa de sus dificultades para dotar de velocidad al ataque. En cuanto España imprimió velocidad, el choque se inclinó de su lado.

Tres goles casi seguidos de Figueras permitieron a España abrir brecha mediada la primera mitad, una pequeña espita de dos tantos (5-7) que hacía albergar la esperanza de un escapada. Pero bastó que los Hispanos rebajaran mínimamente su velocidad para que Hungría equilibrara (7-7). Una dinámica que se repitió hasta la conclusión del primer tiempo (12-12).

La mejoría llegó con la defensa 5:1, que no sólo logró que los centrales magiares no pudieran conectar en carrera con sus laterales, sino que además sirvió para multiplicar sus pérdidas. Los de Ribera no supieron aprovechar esta situación para romper el partido, lo que les condenó a un nuevo suplicio (17-17). Con un 20-22 logrado en inferioridad, España supo conservar la distancia hasta el final gracias al perfecto manejo de las superioridades numéricas, como la que permitió a Solé remachar a falta de escasos segundos el definitivo 25-27.

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