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A un segundo del podioLanda, rebelde con causa

  • A Mikel Landa le faltó un suspiro para arrebatarle el tercer puesto a Romain Bardet

  • Froome se proclamó virtual vencedor del Tour en una crono en la que marcó el tercer tiempo

El británico Chris Froome (Sky) es el virtual vencedor del Tour de Francia tras su tercer puesto en la decisiva crono de 23 kilómetros disputada en Marsella, en la que se impuso el polaco Maciej Bodnar (Bora), el colombiano Rigoberto Urán quitó el segundo puesto al francés Bardet y el español Mikel Landa se quedó a un segundo del podio.

Fue ésa la máxima emoción de la etapa. Landa se encontraba a 1.13 de Bardet y desde el inicio le fue limando tiempo. El podio se acercaba a pasos agigantados, lo acarició el de Murgia, pero al final el sueño murió a un solo segundo del máximo objetivo.

Es una lástima después de tantos kilómetros; me ha faltado experiencia"

Landa lamentó los segundos perdidos en algunas etapas en la que pudo sacar una rentabilidad que ahora lamenta. "Es una lástima después de tantos kilómetros. Me ha faltado experiencia. Ojalá vuelva a tener otra oportunidad como jefe de filas de un equipo. Estoy contento con el triunfo de Froome, me siento en parte ganador, pero no me voy lleno del todo", dijo en la meta.

Quedó por tanto resuelto el Tour en favor de Froome, de 32 años, quien arriesgó lo justo para ser tercero en la lucha contra el reloj, por detrás de los polacos Maciej Bodnar, vencedor, y Michal Kwiatkowski, su compañero del Sky. Tampoco hubo sorpresas en la pelea por el segundo escalón, pues Urán se merendó a Bardet de principio a fin, superando al ídolo francés en 1.30. El de Urrao (Antioquía), de 30 años, es el segundo corredor después de Nairo Quintana que sube al segundo escalón del Tour.

Alberto Contador, en otra de las luchas pendientes en la crono, hizo un meritorio sexto puesto a 21 segundos del ganador. El de Pinto terminará noveno, desplazando al francés y rey de la montaña Warren Barguil, décimo. Lejos de sus objetivos, más lejos que nunca, pero reconfortado "con la ovación del público" en el velódromo de Marsella".

Froome, que confirmó ayer que disputará la Vuelta, ganará su cuarto Tour sin llevarse un triunfo de etapa, lo que no ocurría desde 2006 con Óscar Pereiro o desde 1990 con el estadounidense Greg Lemond. "Para mí no es ninguna frustración. El Tour es el Tour, son tres semanas y lo importante es ser líder al final", dijo.

Lo acompañarán en el podio de París Rigoberto Urán, a 54 segundos, y Bardet a 2.20, una decepción para la afición francesa, que no llenó el Velodromo ante la llamada del Tour.

Una crono con pompa y boato que salía y entraba en el escenario futbolístico del velódromo de Marsella, estadio del Olympique. Un circuito para especialistas, por en el centro de la ciudad, Puerto Viejo y ascenso a Notre Dame de la Garde, la iglesia que domina desde la altura la segunda ciudad de Francia. Un buen repecho de 1,2 kilómetros al 9,5 % de pendiente a siete kilómetros del final.

Prueba para especialistas, capaces de mover desarrollo. No entró en la pomada el campeón de España, Jonathan Castroviejo (Movistar), quien no se percató de una zona de cemento que le provocó una caída a la salida del estadio. Pronto quedó eliminado el vizcaíno, quien había guardado fuerzas los últimos días para disputar la crono marsellesa.

No eran las cinco de la tarde cuando empezaron a salir los pesos pesados. Rápidamente el guión señalaba a Froome para guardar el amarillo sin problema, ya que Bardet se hundía y Urán no limaba tiempo en los pasos intermedios.

No había por qué arriesgar más de la cuenta. Urán a punto estuvo de caerse y Froome llevaba la información precisa para llegar a meta a su ritmo, con los rivales ya despejados. Sólo sufrieron Bardet por la dura derrota y Landa, por un suspiro.

Warren Barguil.

Chris Froome.

Mikel Landa (Murgia, Álava, 27 años) se ha convertido en el faro y esperanza del ciclismo español tras el cuarto puesto obtenido en el Tour, a un solo segundo del podio. Escalador de pedigrí, de carácter rebelde, a veces indomable, Landa acaba de demostrar que sus piernas merecen una mayor recompensa que hacer una función de sherpa para que su jefe de filas corone la cima.

"No volveré a un equipo para ser segundo". Frase que resume un estado de ánimo, tal vez una frustración de un corredor que ya ha tropezado dos veces con la misma piedra. En el Astana tuvo el Giro de 2015 a tiro, pero fue frenado en favor de Fabio Aru. Fue su primer aviso de un potencial pendiente de dar rienda suelta.

Ahora en el Sky padeció la repetición de la jugada. Fichó para ser líder en el Giro, pero una enfermedad y una moto mal aparcada le arruinaron el proyecto en 2016 y en 2017. Su paso por el Tour lo sometió de nuevo a su líder, Chris Froome, precisamente una medicina que Froomy probó cuando hizo de Landa ante Wiggins en el Tour de 2012.

Baqueteado por sus experiencias de actor secundario, Landa mira al futuro para ser líder y soltar todo el ciclismo que contienen sus piernas y pulmones. ¿Será el Movistar su destino? El alavés se lo piensa, pero sabe que Nairo Quintana es el actual líder de la formación telefónica.

Sus destellos de calidad desde muy temprano lo llevaron al Naturgas y al Orbea amateur. En 2011 la selección española lo convocó para el Mundial sub 23 de Geelong (Australia). Tras ser decimoctavo se fue a por el suizo Fabian Cancellara para que le firmara un autógrafo. El suizo se negó.

Con el Euskaltel debutó como profesional en 2011, siendo un corredor de futuro, como ahora está demostrando.

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