Análisis

Crisis de la eurozona, crisis "de los pepinos"...¿crisis de modelo?

  • La debacle financiera mundial acabó arrastrando a Grecia, Portugal e Irlanda, y cuando parecía que nada peor podría pasar, aflora una crisis alimentaria con el pepino español como involuntario protagonista.

Desde hace casi tres años sólo se oye una  palabra en la vieja Europa: crisis. La debacle financiera mundial,  que estalló en 2008, acabó arrastrando a Grecia, Portugal e Irlanda,  y cuando parecía que nada peor podría pasar, aflora una crisis  alimentaria con el pepino español como involuntario protagonista.  La muerte de 14 personas en Alemania tras ingerir pepinos  procedentes de granjas de Almería y Málaga supuestamente contaminados  con la peligrosa bacteria intestinal EHEC ha sido como la gota que  parece colma el vaso de la resistencia.  

Pero al margen de la crisis del pepino, no parece que la apática  situación de buena parte de Europa sea solo un asunto puramente  coyuntural: da la impresión que el Viejo Continente pasa por una  crisis propia de identidad que pone en duda incluso los valores que  lo definen ante el mundo como la defensa de los derechos humanos.  

¿Ejemplos? La reciente decisión de los 27 socios comunitarios de  endurecer las reglas del Tratado de Schengen (1985) para blindar  mejor las fronteras de Europa ante la inmigración, a petición de  Francia e Italia: un hecho sin precedentes hasta la fecha.  

Mientras tanto, resurgen los partidos xenófobos, racistas o  islamófobos, como el Partido de las Libertades (PVV) de Geert Wilders  en Holanda, el Frente Nacional de Marine Le Pen, en Francia, el  "Vlaams Belang" en Bélgica o la formación "Verdaderos Finlandeses"  que se negaban a colaborar en el rescate financiero de Portugal.  

A ello se suma el caso del que fuera hasta hace pocas fechas  presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique  Strauss-Kahn, acusado de intento de violación de una camarera de  hotel y deja forzosamente el cargo.  

Pese a que la candidata con más posibilidades de sustituirle es su  compatriota Christine Lagarde, ésta es sin embargo rechazada por el  bloque de los países emergentesn con Brasil e India a la cabeza.  

Para justificar el "poder europeo" ya no parecen bastar las  grandes cifras macroeconómicas, según las cuales la Unión Europea  (UE) tiene un producto interno bruto (PIB) mayor que el de Estados  Unidos (11. 785.474,9 de euros en 2009). La percepción de bienestar  no está ya solo relacionada con el PIB.  

 A pesar de que alberga solo el siete por ciento de la población  mundial, el comercio de la UE con el resto del mundo representa  aproximadamente un 20 por ciento de las importaciones y  exportaciones. Es la primera exportadora y la segunda importadora  mundial. Cifras huecas que, sin embargo, no transmiten cercanía a los  ciudadanos.   "Europa ya no es la misma. Estamos en crisis de identidad",  afirmaba este fin de semana un analisis del periódico belga "Le  Soir".  

Por si no bastara la crisis de la coyuntura económica, con la  posibilidad de tener que aplicar un segundo rescate de Grecia (por  valor de entre 30.000 y 60.000 millones de euros) tras constatar la  insuficencia del primer paquete de ayuda de 110.000 millones, la  "crisis del pepino", como la ha bautizado la prensa europea, se suma  a una sensación de creciente "eurodepresión".  

Millones de ciudadanos dejan traslucir su descontento con la clase  política que les dirige, con el ejemplo de los "indignados" que desde  hace días acampan en la madrileña Puerta del Sol, para dejar patente  su hartazgo.  

Es cierto que esta no es la primera vez que la UE sufre una crisis  alimentaria de dimensiones graves. Todavía se recuerda la denominada  "crisis de las vacas locas", la contaminación por la encefalopatía  espongiforme bovina (BSE) en 2001 (enfermedad de Creutzfeldt-Jakob),  con cerca de un centenar de muertos, además de pérdidas millonarias  para el sector.  

Pero quizás la "crisis del pepino" haya caído en un momento  especialmente bajo en el ánimo de millones de europeos: con la tasa  de desempleo récord en algunos socios como España (21 por ciento),  con tres países rescatados por la UE y el FMI, y bajo la amenaza de  una "epidemia" de desempleo para los próximos años, como advirtió  recientemente la Organización Internacional del Trabajo (OIT).  Según los últimos datos de la agencia estadística de la UE,  Eurostat, los ciudanos corrientes sienten una desafección cada vez  más profunda por quienes les gobiernan.  

Muestra de ello es que el porcentaje de participación en las  elecciones al Parlamento Europeo, la única institución comunitaria  elegida (desde 1979) por sufragio universal, no ha dejado de bajar  desde esa fecha.  

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