Economía

Escenas de confesionario

  • A Griñán le pide el cuerpo saltarse a la torera el límite de endeudamiento marcado por el Gobierno · Berrendero sube en Unicaja y es uno de los nuevos hombres fuertes · Jara quiere quedarse en el Banco Europeo de Finanzas

LA consejera de Hacienda ha empezado esta semana una difícil negociación con sus colegas de Gabinete para confeccionar el austero presupuesto del año que viene. Son contactos bilaterales, directos, duros. El confesionario continuará, por lo menos, toda la semana próxima. Es casi seguro que no será la única ronda, porque hay mucho que ajustar para encajar un presupuesto que estará con entera seguridad muy por debajo del actual de 33.734 millones. ¿En cuánto? Quizá un 10%; o quizá más, para bajar de los 30.000 millones. Es posible que alguien lo sepa con precisión, pero nadie lo confiesa. Dependerá de los ingresos fiscales, que están ligados al crecimiento económico.

Y también estará en función de la deuda que se emita, que en principio será como máximo del 1,3% del PIB andaluz, lo que supondría un techo de 1.900 millones de euros. Griñán repite en todas partes que es injusto que se imponga la misma directriz a todas las autonomías cuando algunas deben el doble que otras. En el fondo, al presidente lo que le pide el cuerpo es saltarse la limitación impuesta por el Gobierno central, porque considera que tiene margen y solvencia. A final de año la deuda acumulada de la Junta puede estar en 15.000 millones según la versión de la Consejería y en 20.000 millones según las cuentas que hace el presidente del PP Javier Arenas. La diferencia está en que los populares consideran también deuda los 4.000 millones de euros que la comunidad autónoma le tiene que devolver a la Administración General del Estado de adelantos a cuenta excesivos, en 2008 y 2009.

En todo caso, la deuda le dio ayer un disgusto a Carmen Martínez Aguayo. La agencia de medición de riesgos Fitch rebajó desde AA a AA- la calificación de la deuda a largo plazo de Andalucía, y además la situó en perspectiva negativa. Es la primera vez desde el inicio de la crisis que una de las tres grandes agencias internacionales rebaja la calificación de la deuda pública andaluza. La coyuntura sólo se resuelve con austeridad y crecimiento. La consejera de Presidencia y teórica número dos del Gobierno regional, Mar Moreno, ha dicho esta semana en el Parlamento que el PIB subirá el año que viene en Andalucía. Sin embargo, en la Consejería de Hacienda nadie lo confirma. De hecho, no se sabe siquiera cómo acabará el de este año: en el primer semestre de 2010 el PIB subió en la región un 0,42% respecto al año anterior, pero no se tiene la certeza de que en el segundo semestre el diferencial sea también positivo.

Los discursos oficiales positivos no son privativos de los políticos. El pasado martes en un acto organizado por los empresarios de Sevilla, presidido por los Príncipes de Asturias, el presidente Griñán describió un escenario "en vías de normalidad". Y el presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, utilizó una frase que parecía sacada del catálogo de Obama: "Si queremos, podremos". En los discursos, el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, llegó a afirmar -en línea con Griñán- que estamos "en fase de reactivación..." Aunque estuvo más cauto y añadió para cubrirse "... con altibajos".

En Cajagranada, por su parte, viven días de tranquilidad, tras terminar el proceso institucional de integración en el SIP Mare Nostrum. El jueves su asamblea general lo aprobó por 140 votos a favor y siete abstenciones, sin ningún voto en contra. Su presidente, Antonio Jara, ha recalcado que la participación del 16,5% de Cajagranada en el Banco Europeo de Finanzas está fuera del contrato del SIP, lo que demuestra su vocación de seguir ejerciendo de caja andaluza. Fuentes de esta entidad informan que nadie ha ofertado a Cajagranada por este paquete del BEF que podría ser la ficha bancaria sobre la que se establezca una eventual fusión entre Unicaja y Cajasol.

Y en Unicaja, terminada la resaca de sus frustradas fusiones con Caja Castilla-la Mancha y Cajasur han decidido realizar una importante reorganización de su dirección. Hace tres meses ya fue nombrado director general Manuel Azuaga, directivo procedente de la Caja de Antequera, que fue durante cuatro años de presidente de Aena. Ahora se nombra directores generales adjuntos a José Luis Berrendero Bermúdez de Castro, que ejercía de director de la división de banca corporativa, y a Miguel Ángel Rodríguez, que era director de la división de banca minorista.

Hasta hace poco no existía el puesto de director general adjunto en el organigrama de Unicaja. El puesto se creó en mayo para Dionisio Martín Padilla, director general de la Caja de Jaén como fruto de los pactos de fusión. Ahora Berrendero se ocupará del negocio de banca comercial, tanto de la minorista como de la corporativa. Y Rodríguez estará al frente de la banca de inversión, participadas, negocio inmobiliario, mercado de capitales y otras actividades como los seguros. Berrendero procede de la Caja de Cádiz, que junto a las de Ronda, Antequera, Málaga y Almería formó Unicaja en 1990. Y Rodríguez llegó a la caja en 1992 procedente de la General de Granada, al mismo tiempo que quien ha sido director general de la entidad hasta mayo, Ángel Cabello.

El presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, no está dispuesto a dimitir a ningún precio. Y nadie se atreve a pedirle que se vaya en el comité ejecutivo de la CEOE, aunque casi todos los jefes del empresariado español están convencidos de que debe irse. Sólo desde el exterior llegan críticas directas. La última ha sido la junta directiva de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), presidida por Sebastián Escarrer y que reúne a las grandes firmas del sector. Le ha pedido una renuncia inmediata, por los daños causados al turismo español. Una voz más en la CEOE contra Díaz Ferrán, ya que el Instituto de la Empresa Familiar, pidió también su dimisión. Entre los candidatos oficiosos para el cargo figuran los presidentes de la patronal catalana, Juan Rosell, y de la CEA, Santiago Herrero. Pero hay algunos tapados, como Jesús Banegas, vicepresidente de la CEOE como los dos anteriores, y presidente de la Asociación de empresas electrónicas y tecnológicas, que fue la cabeza visible de una cena conspirativa celebrada en Madrid el lunes por jefes de varias sectoriales. Algo se mueve en la sombra. En el fondo todo el mundo quiere que se marche Díaz Ferrán, pero nadie quiere confesar sus intenciones, para no correr riesgos.

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