Tribuna Económica

Carmen PÉrez

Euros digitales: una revolución monetaria

Que los sistemas de pago están experimentando una gran revolución no es ya noticia y a estas alturas la mayoría de nosotros asumimos que el dinero en efectivo no existirá en el futuro. Pero esto sólo es el comienzo. Cuando la tecnología encuentra un filón, no para hasta agotarlo. La tecnología de contabilidad distribuida, el blockchain, va a posibilitar cambios todavía mucho más radicales. ¿Qué tal si tenemos nuestro dinero depositado en el Banco Central Europeo (BCE) en vez de en los bancos comerciales?, ¿qué tal si el dinero en efectivo nos lo facilita el banco central directamente en una billetera electrónica de nuestro smartphone? Sí, el BCE se está planteando emitir el euro digital, el Digital Base Money (DBM), que constituiría una auténtica revolución en la oferta monetaria.

De momento, como señala Yves Mersch, consejero del BCE, en su artículo Why Europe still needs cash, descartar el papel de los billetes y las monedas en la economía sería un error, y el argumento más contundente es que la mayoría de la gente no quiere que desaparezcan. Al menos, todavía: en el efectivo acapara el 80% en número de transacciones; y en volumen, más de la mitad. Eso sí, con grandes diferencias entre los estados. De hecho, sigue creciendo la demanda de billetes en denominaciones propias de pequeñas transacciones. Y esto a pesar de que los bancos están haciendo todo lo posible por erradicarlos, acortando los horarios para operaciones que impliquen manejar efectivo o imponiendo comisiones para disuadirnos de utilizarlos.

Pero, al mismo tiempo, el BCE mira al futuro. Así, Mersch en otro discurso, Digital Base Money: an assessment from the ECB's perspective, nos habla del DBM: euros emitidos por el banco central, iguales que los de los billetes en circulación, pero digitales. Los bancos trabajan así con el BCE, y ahora se trata de abrir la posibilidad a que empresas y personas también tengan cuentas en el banco central. Aún son muchas las cuestiones a resolver, como verificar que la tecnología sea segura o la remuneración adecuada para estos depósitos. Otros bancos centrales, como el de China, Inglaterra o Suecia, también están en ello. Y Uruguay ya está desarrollando un plan piloto con el peso uruguayo con soporte tecnológico.

Abolir el efectivo sería cortar el único vínculo directo de la gente con el dinero del banco central, dice Mersch, pero también apunta que con el DBM la conexión, sin embargo, podría aumentar espectacularmente. En lo que no entra el consejero del BCE es en valorar las consecuencias últimas para la banca: serían enormes. En un escenario así, la banca podría seguir manteniendo un papel fundamental canalizando el ahorro hacia la inversión, pero estaría despojada del inmenso poder que tiene actualmente en la creación de dinero, que alcanza el 95% de la oferta monetaria, porque podría suprimirse la garantía pública a los depósitos bancarios. Resulta paradójico que una tecnología como el blockchain, base también de las criptomonedas, como el bitcoin, que se percibieron como una amenaza para las monedas legales, vaya a conseguir que los bancos centrales recuperen las riendas de la oferta monetaria.

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