Economía

Skylife negocia la entrada en su capital de un fondo de inversión

  • La firma sevillana dará el salto a fabricar sus propios equipos y necesita financiación por 2,6 millones

Skylife Engineering se prepara para una etapa de cambio. Con cinco años recién cumplidos, esta ingeniería sevillana dedicada al desarrollo de sistemas eléctricos y electrónicos embarcados en aviones va a dar un giro en su estrategia: pasará de hacer diseños y prototipos de equipos para sus clientes a fabricarlos ella misma para ofrecer su propia gama de productos. Un salto que la llevará a mudarse de instalaciones y a dar entrada en su capital a un fondo de inversión, preferiblemente público, para cubrir unas necesidades de financiación de en torno a 2,6 millones de euros en el próximo lustro.

"No estamos dispuestos a vender más nuestra ingeniería de diseño a precios de ingeniería marroquí", sentencia la consejera delegada de Skylife, Pilar Rodríguez, nuevo fichaje de la compañía para pilotar esta fase de crecimiento. Valiente, sin pelos en la lengua y llegada del mundo de la consultoría, la directiva jiennense apuesta por que la empresa andaluza se quede con la producción de las partes de alto valor añadido y externalice la del resto de componentes. Precisamente, para disponer de espacio para la fabricación de productos, la firma se mudará a finales de año o principios de 2017 a unas nuevas instalaciones dentro de Aerópolis, en La Rinconada. Pasará de 300 a 600 metros cuadrados alquilados en una las torres del parque aeroespacial. Desembolsará 200.000 euros, sobre todo, en equipamiento de laboratorio y de testeo de equipos electrónicos.

Para abordar este cambio estratégico y las fuertes inversiones que requerirá en los próximos cuatro o cinco años, la ingeniería aeroespacial busca socio financiero. Ya está negociando la entrada de un fondo de inversión en su capital, algo que prevé tener cerrado a finales de este año. "No queremos perder el control de la empresa, por lo que nuestra preferencia es inclinarnos por un pool de fondos públicos regionales y nacionales que nos acompañen en nuestro proceso de financiación con préstamos participativos", explica. Si esto no cuajase, el siguiente paso sería abrir la puerta a algún fondo tecnológico privado -y ya los hay interesados en la operación-, una opción que gusta menos a los seis socios de la empresa, conscientes de que sería mucho más difícil que aquél se resignara a tener un porcentaje minoritario del capital. Las actuales necesidades financieras de Skylife ascienden a 2,6 millones de euros, cifra complicada de conseguir por otros canales como los créditos bancarios, puesto que las entidades no tienen mucha querencia por este sector, cuyas rentabilidades llegan a medio y largo plazo.

La ingeniería hispalense tiene tres áreas de negocio. Una de ellas es la vaca lechera que permite financiar hoy por hoy la inversión en desarrollo de producto de las otras dos, puesto que aporta el 50% de la facturación del grupo. Se trata de la línea de operaciones y testing, cuya actividad consiste en asistir en procesos de fabricación. En este negociado, Skylife tiene clientes como Airbus, para el que trabaja en la planta de ensamblaje final (FAL) del A400M en Sevilla, justo en la estación donde se carga todo el software de los equipos embarcados. "Nuestros sistemas son más baratos que otros y ofrece una tasa de ahorro de tiempo del 40%", asegura Rodríguez. Además, la empresa también desarrolla tecnologías de realidad virtual y aumentada para la formación de pilotos, como paso previo a su paso por los simuladores. Con un ordenador o una tablet pueden aprender el manejo de los aviones militares de Airbus C295 o el CN235. "Esta tecnología se extenderá al entorno industrial para la asistencia de operarios, por ejemplo, en el montaje del avión, algo que ahora se hace con manuales en papel", indica.

Las otras dos divisiones de Skylife serán las grandes palancas de crecimiento futuro, pero actualmente representan el 30% y el 20% de la facturación. Se trata de la electrónica de potencia y la aviónica. La primera cuenta con clientes de la talla de Airbus y CESA, y la segunda suma Boeing a éstos dos. "Se abre una gran oportunidad de crecimiento para estas líneas porque los aviones hasta ahora eran mecánicos o electrohidráulicos, pero se camina hacia el avión eléctrico total, y nosotros en esto tenemos muchos conocimientos", presume la consejera delegada.

En el área de electrónica de potencia, Skylife desarrolla equipos que convierten y distribuyen la energía dentro de un avión. Acaba de firmar un contrato para diseñarlos para la versión moderna del C295, que debe estar listo en 2021. Su gama de productos propios no estará lista hasta 2020.

En aviónica o sistemas embarcados, el objetivo es fabricar actuadores eléctricos o electromecánicos para abrir y cerrar puertas, mover flaps o controlar el tren de aterrizaje. Los primeros equipos propios estarán a finales de año.

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