Economía

Trichet abre la puerta a otra subida de tipos de interés en el mes de julio

  • El BCE mantiene las tasas invariables en junio pero adelanta que impondrá "una fuerte vigilancia" sobre la evolución de la inflación · Revisa al alza la previsión de crecimiento de la Eurozona por el impulso alemán

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, adelantó ayer una subida de tasas de interés en la Eurozona en julio al subrayar que la entidad ejercerá "una fuerte vigilancia" sobre la evolución de los precios. Esas dos palabras, pronunciadas en la tradicional rueda de prensa que siguió a la sesión ordinaria del Consejo de Gobierno en Fráncfort, fueron en el pasado signo inequívoco de incrementos del precio del dinero. La advertencia se debe a las constantes presiones inflacionistas, explicó su presidente, que se retirará a finales de octubre para ser sustituido por el actual director del Banco de Italia, Mario Draghi, respaldado "sin objeciones" ayer por los miembros del consejo.

"Quizá se dé una subida de tipos en la próxima reunión, aunque esto no significa que vaya a haberla", dijo. "Tomaremos las medidas que creamos cuando consideremos que son necesarias para mantener la estabilidad de los precios. No es nuestro estilo dar señales sobre cuáles van a ser las siguientes decisiones", se limitó a decir.

El guardián del euro decidió ayer mantener invariable, en el 1,25%, el precio del dinero en los 17 países que comparten el euro, tal y como esperaban los mercados. Tomó esa decisión porque en principio y atendiendo a los datos del mes pasado, la inflación está controlada, aunque se detecten signos crecientes de debilidad económica. La inflación en la Eurozona se moderó levemente en mayo, y bajó en 0,1 puntos hasta el 2,7%.

Sin embargo, Trichet insistió esta tarde en que siguen existiendo "claros riesgos inflacionistas a medio plazo", razón por la que el BCE acometió una subida de tasas en abril, despidiéndose así de su política de abaratamiento extremo del dinero para combatir la crisis.

De hecho, el banco con sede en Fráncfort dio a conocer ayer sus últimos pronósticos, que prevén que la tasa de inflación en la Eurozona se sitúe en un rango de entre el 2,5 y el 2,7% en vez de una media del 2,3%, como había calculado en marzo. Seguirá así muy por encima del 2% recomendado para garantizar la estabilidad de precios. En 2012, volverá poco a poco a la normalidad y se situará en una horquilla de entre el 1,1 y el 2,3%.

El banco emisor también elevó sus previsiones de crecimiento para este año: el Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro, apoyado en el fuerte desarrollo de su locomotora, Alemania, crecerá entre el 1,9 y el 2,3% y no un 1,7% de media, como calculó antes. El año que viene será algo más baja de lo estimado: la tasa media será del 1,7% y no del 1,8%.

El BCE se encuentra entre la espada y la pared: unas tasas de interés más altas ayudarían a reducir la presión de los precios y mantener el poder adquisitivo en países en crecimiento pero encarecerían los créditos, algo que podría dificultar la recuperación económica y con ello hacer aún más difícil la vuelta al crecimiento en países en crisis como Irlanda, Grecia o Portugal. La mayoría de los expertos cree que el banquero francés anunciará en julio una subida de 25 puntos porcentuales, hasta situar los tipos en el 1,5%.

En la rueda de prensa de ayer, Trichet también garantizó que el BCE mantendrá las medidas extraordinarias de liquidez "durante el tiempo que sea necesario y al menos hasta finales de año".

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