Tribuna Económica

Gumersindo Ruiz

Los bonos del hambre

Estos días se ha hablado de deuda, al publicarse que la deuda pública española rozaba el total del Producto Interior Bruto (PIB) de la economía, más allá de la cifra mágica del millón de millones de euros; tendría que haber superávit presupuestario para reducirla, y mientras haya déficit no cesará de aumentar. Éste es una de los legados de la crisis, pues antes de la misma el problema del endeudamiento en España no era público sino privado. Afortunadamente, la mano milagrosa del Banco Central Europeo (BCE) puso desde 2012 los tipos de interés en un limbo, y los deudores -públicos y privados- se han visto favorecidos por una reducción en la carga de la deuda; para nuestra deuda pública el tipo medio ha caído del 4% en 2011 a 2,6% en la actualidad. Nuestra compañera Carmen Pérez se refirió con detalle a estos temas la semana pasada, destacando cómo los ahorradores, los grandes perdedores en esta situación, llegan a comprar bonos con vencimiento a cien años -lo cual no es nuevo- para sacar algo de rentabilidad, corriendo con el riesgo de un plazo tan largo.

Otro tema del que se ha hablado mucho este verano son los bonos de deuda que emite el gobierno de Venezuela. Hasta ahora, pese a la ruina en que está el país, ha cumplido con los pagos, pues de no hacerlo se quedaría sin dólares y con una moneda que no vale nada. La rentabilidad que se exige por esta deuda (en la referencia a 15 años) oscila entre un 25% y un 30%, de las más altas del mundo. Ucrania, por ejemplo, puede emitir pagando alrededor de un 6%, y es un país en guerra, y sin gas ni petróleo. El conflicto al que se enfrentan los inversores en deuda de Venezuela es moral, pues se ha dicho que los bonos se pagan, pero es a costa del hambre de la gente. Algunas casas como Credit Suisse han renunciado a negociar con esos bonos diciendo que no quieren dar la imagen de apoyar a un gobierno que viola los derechos de sus ciudadanos, lo cual ha abierto el debate de qué otros gobiernos actúan así, aunque Venezuela tiene la doble condición de estar en una situación de miseria, y además, tener un gobierno que no respeta derechos civiles ni a su propio parlamento. Rusia puede apoyarlos, pero -como China- está más interesada en concesiones petrolíferas en Venezuela, que en otra cosa; de la misma manera que, al ser aún el principal acreedor de Ucrania, no le conviene la quiebra financiera de su enemigo.

Claro que la geopolítica es importante. Los países de la Unión Europea tenemos además una moneda muy fuerte con la que pagar, y eso nos permite ver con más tranquilidad la carga de la deuda. Es verdad que una deuda voluminosa supone dejar una carga para generaciones futuras, pero hay que ponderarlo con la oportunidad de pagar un interés muy bajo, negativo en la deuda a corto plazo, para invertir y restablecer el equilibrio de nuestra economía. Sin embargo, con todos sus problemas, estar fuera del abrigo de una unión tan potente como la europea supone tener que pagar intereses y aceptar condiciones que harían imposible estos niveles de endeudamiento, lo cual es algo que haría bien en considerar muy seriamente y con todas sus implicaciones quien quiera emprender una aventura por su cuenta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios