Los empresarios ante la crisis Díaz Ferrán en el Foro Antares

Un cachete, a veces, reconcilia

  • Herrero y el presidente de la CEOE entierran viejas rencillas y escenifican su sintonía · La patronal recuerda que su reforma laboral se ciñe al ideario de Bruselas

Un cachete sintetizó el momento. La palma de Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, sobre la mejilla de su homólogo en la CEA, Santiago Herrero. Viejos rivales según la prensa; amigos íntimos según sus propias palabras. Herrero presentaba al jefe de la patronal en Antares. Se le suponía un discurso protocolario, biográfico, pelín cargante. Lo normal en estos casos. Pero qué va. Optó por desmenuzar el morbo del cara a cara con palabras conciliadoras y un mensaje de lealtad a prueba de bombas (y crisis).

Herrero retrocedió en el tiempo. Rememoró la retirada del fallecido José María Cuevas y cuál fue entonces su planteamiento: mantener un modelo donde todos los sectores y territorios opinan y deciden frente a la pretensión de su ahora aliado, más partidario de un lobby de diez o quince supercompañías encargadas de dirigir con mano de hierro y mente de genio los destinos de la patronal. Las cosas, admitió el presidente de la CEA, han cambiado. La crisis, concluyó, ha sido una especie de catarsis. "Esta grave recesión exigía cerrar filas y además Díaz Ferrán ha sabido consolidar su liderazgo y demostrar su independencia de criterio". "Aprovecho para manifestar mi lealtad a la CEOE y a la persona que la comanda", subrayó Herrero.

Díaz Ferrán venía con un discurso bien acotado, pero tuvo que improvisar para corresponder a su anfitrión. Lo hizo, primero, con el cachete y uno de esos medios abrazos tan institucionales y descafeinados. Remató después con varias frases desde el estrado. "Siempre he tenido un gran aprecio por Santiago, pero es que cada día mejora el concepto que tengo de él. Has contado toda la realidad [de lo acontecido en el proceso de sucesión de la patronal] desde 2007; no has faltado a la verdad en nada", zanjó.

Quedaba su intervención, la médula de su presencia en Sevilla. Habló del Gobierno y le concedió el beneficio de la buena fe "aunque haya tardado demasiado en reaccionar". La economía española, reflexionó, "está empezando a tocar suelo". Pero la coyuntura -Fondo de Inversión Local, Plan 2000E- no sirve sin estructura. Y aquí repitió el mantra de los empresarios: innovación, desarrollo sostenible, formación de calidad, mayor peso del Instituto Oficial de Crédito (ICO), más agilidad administrativa y, cómo no, reforma del mercado laboral. "Nunca hemos pedido abaratar el despido, nos ceñimos a las recomendaciones de la Comisión Europea, el Banco Mundial e incluso la vicepresidenta segunda del Gobierno [Elena Salgado]", matizó. "La nueva seguridad se basa en mejorar las oportunidades para mantenerse empleado, no en eternizarse en el mismo puesto". Díaz Ferrán reivindicó que las empresas, como los camaleones, puedan adaptarse al momento no por avaricia sino por supervivencia. "El despido por causas organizativas debería recogerse en la ley", dijo. "La contratación a tiempo parcial debe mejorarse", añadió -España recurre a esta modalidad sólo en el 12,5% de los casos frente al 18% de la media europea-. Tampoco le gusta "la segmentación entre indefinidos con derechos y temporales desprotegidos". Ni, al parecer, las viejas rencillas con compañeros. La munición, para los sindicatos.

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