El Rocío

Un salto de la reja inédito

  • El encuentro de los almonteños con su Patrona se produjo a las 03:30 del Lunes de Pentescostés. Un cordón de seguridad protegió la llegada del Simpecado y la salida del paso de la Virgen del Rocío.

Introducir modificaciones en el paso de la Virgen para reforzar su estructura no ha sido la única novedad la Romería del Rocío de 2012. Este año marcará un hito, un antes y un después, con un salto de la reja inusual y una procesión más calmada y serena. La Hermandad Matriz de Almonte había planificado durante el año una estrategia para evitar nuevos percances como el que se produjo en la procesión de 2011 con la rotura de un varal, lo que obligó a regresar a la Blanca Paloma al templo antes de lo previsto. Pocos detalles habían trascendido debido, al parecer, a un pacto de silencio.

Los almonteños saltaron la reja a las 03:30 de la madrugada del Lunes de Pentecostés, después de varias horas de espera en el interior del Santuario a la llegada del Simpecado de la Hermandad Matriz tras el rezo del Rosario. Comenzaba así el inició del recorrido de la Patrona de los almonteños por las calles de la aldea en su visita a las filiales.

El salto de la reja y la procesión dejaron de ser, como solía decirse hasta ahora, una desorganización organizada para convertirse en una muestra de fervor controlado y en el que predominó el orden, con estampa jamás vistas en varias décadas.

El salto se produjo cuarenta minutos más tarde que en la romería anterior y sin apenas intentos de coger cuanto antes las andas del paso y agarrarse a sus varales. El dispositivo formado por los propios almonteños, ataviados en esta ocasión con camisas blancas en vez de las tradicionales de color caqui, marcó en todo momento el tiempo de los acontecimientos que se producen durante el encuentro de la Blanca Paloma con sus hijos.

El Santo Rosario, en el que participan todas las hermandades, comenzó a la hora prevista. Para entonces ya había algunos almonteños en la reja, mientras los romeros comenzaban a tomar posición para poder disfrutar de un lugar estratégico donde poder contemplar la salida en procesión de la Virgen.

Momentos después, el grupo que se aferraba a la reja para ser los primeros ya no estaba allí, había desaparecido. Mientras, los peregrinos continuaban llegando la iglesia para vivir de primera mano cada una de las emociones y sensaciones que se producen en el interior del templo durante salto.

La calma se prolongó durante más de una hora, calma que se encargó de establecer el cordón de seguridad que para entonces se había situado tanto en el presbiterio como en la nave central de la basílica, a la cual ya no pudo acceder ningún romero. El dispositivo puso en marcha así una de las medidas ideadas para permitir que el Simpecado llergara hasta el altar con facilidad y, al mismo tiempo, para que la salida de la Virgen a la explanada fuera más ordenada.

Pasado el tiempo, algunos almonteños comenzaron a impacientarse y protagonizaron varios intentos de, al menos, poder llegar hasta la reja, empeño y propósito que fue en vano ya que se vieron aplacados por los responsables de la Hermandad Matriz y almonteños de mayor edad y experiencia que disuadieron a los otros.

Para entonces, en el interior de la ermita el calor empezaba a ser intenso, aunque no como en otras ocasiones, ya que la calma predominaba. Como si estuviera marcado por un guión, alrededor de las 02:30, los almonteños (con camisa blanca o no) pudieron posicionarse en la reja, en señal de que la hora de la llamada podía estar cerca. El Rosario había terminado y el Simpecado podía aparecer por el dintel de la puerta en cualquier instante.

No fue así y hubo que esperar una hora para el desenlace, para el salto, que se pretendió retrasar lo máximo posible. La tradición indica que la procesión se inicia al despuntar el alba. Este Lunes de Pentecostés tampoco se cumplió.

No eran aún las 03:30 cuando el Simpecado entró en la ermita, después de ser escoltado hasta allí por un grupo de la Guardia Civil. Lo portaba el hermano mayor de este año, Juan Francisco Cáceres, que avanzó sin ninguna dificultad por el pasillo que había abierto el cinturón de seguridad. En ese momento estalló el júbilo entre el tumulto que hasta entonces no había tenido ocasión de mostrarlo. Las palmas y los vivas a la Virgen del Rocío se sucedieron.

Tan sólo cuando el Simpecado llegó al presbiterio se produjo el salto de algunos almonteños, mientras que el resto accedió a su interior una vez abierta la cancela. En ocasiones anteriores, apenas el estandarte asomaba por la puerta se había producido el encuentro. Nada que ver tampoco con otras veces la bajada del paso y, en un instante, éste se encontraba en la nave central sin ninguna oposición y resistencia. La Virgen caminaba a hombros de los almonteños erguida y sin perder en ningún instante la verticalidad.

En un abrir y cerrar de ojos, la Blanca Paloma salía a la explanada delantera del santuario, repleta de gente, momento en el que los almonteños iniciaron, ante la emotiva y atenta mirada de miles de personas, su recorrido por las calles de la aldea para encontrarse con las 110 hermandades filiales.

Los cambios introducidos en el paso han contribuido a evitar los vaivenes que se producían, sobre todo durante el recorrido. Las carruchas son las grandes, lo que permite elevar con mayor facilitar el palio cuando está en el suelo. Las andas son también más grandes y han sido rediseñadas para que los almonteños puedan portar mejor a su Patrona. El orden implantado en la procesión por la nueva junta directiva de la hermandad parece que a puesto fin a un ciclo. En cualquier caso, la romería del Rocío seguirá teniendo todas sus peculiaridades que hacen congregar cada año a miles y miles de peregrinos en la aldea marismeña.

más noticias de EL ROCÍO Ir a la sección El Rocío »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios