Rafael Valencia. Arabista

"En Córdoba hay una catedral emblemática, que es la Mezquita"

  • El arabista español cree que se ha producido una "islamización" de las sociedades. "Antes se veían bastantes menos velos que ahora", afirma.

-¿Cómo llegó al estudio del islam?

-Iba para ingeniero. Fue mi primera opción cuando llegué a Sevilla, hace 40 años. ¡Duré seis meses en la escuela!

-¿Qué ocurrió?

-Era bueno en matemáticas, pero aquello no me gustaba. Me pasé a Filosofía y Letras y escogí árabe porque, como había hecho el bachiller de Ciencias, no tenía idea de griego.

-No me diga que escogió el árabe por descarte.

-Sí, pero me encantó. Cuando acabé las comunes me marché a Barcelona, a especializarme, y de allí, a finales del 77 y tras hacer el servicio militar, me instalé en Bagdad.

-¿Qué hizo allí?

-Fui dos años profesor de la Facultad de Letras en la Universidad de Bagdad y otros tres años director del Instituto Cervantes, que entonces se llamaba Instituto Hispano- Árabe de Cultura. Hoy está cerrado.

-Iraq era un país desconocido.

-El tiempo que estuve en Bagdad llegué a hacer el trayecto desde Sevilla, en coche, dos veces. En Italia embarcaba hasta Grecia y Siria. El viaje duraba una semana.

Coincidí con gente muy particular: militares de la ONU, camioneros, traficantes…

-¿Qué recuerda de aquellos años?

-En el año 77 encontré un país en pleno de desarrollo, hasta que llegó Sadam Husein a la Presidencia, en el año 79. No se me olvidará la fecha del 20 de septiembre del 80, cuando comenzó la guerra contra Irán.

-¿Vivió esa guerra?

-Viví los dos primeros años de esa guerra, a la que llamo "la madre de todas las desgracias". ¡Supuso un cambio completo, moría gente a mansalva!

-¿Llegó a conocer a Sadam?

-Conocí a Sadam Husein, Dios lo confunda.

-¿Dios lo confunda?

-Es la coletilla que empleaban los árabes del Al Ándalus cuando querían criticar a alguien. Sadam fue un hombre que hizo mucho daño a su país.

-¿Y a Jomeini?

-Conocí al imán Jomeini cuando estaba desterrado en Iraq. Al presidente Buteflika, de Argelia, lo conocí en el año 80, cuando era representante del movimiento de los no alineados, muy nacionalista. Volví a verlo en Sevilla en 2006 y en Argelia en 2008.

-¿Nunca regresó a Iraq?

-A Iraq no he vuelto a ir desde el año 83, aunque sí a otros países árabes. He estado en Túnez, Libia, muchas veces en Marruecos, Argelia, Egipto, en los países del Golfo, Qatar, Kuwait, Siria...

-Lo suyo es vocación, desde luego.

-El arabismo me satisface, aunque a veces se pasa mal viendo países que parecen condenados al sufrimiento. Un periodista que iba mucho por Oriente Próximo me dijo un día, al saludarlo: "Aquí estoy, pudriéndome con los árabes".

-Hay mucha incomprensión sobre su mundo.

-La madre de un compañero mío solía decirle: "Hijo, en vez de haberte dedicado a los moros, ¿no podía haberte dedicado a los suecos?".

-¿Qué no entendería un árabe de un europeo, o al revés?

-Lo que no quiera entender. He visto muchas incomprensiones entre árabes y europeos, pero también entre los propios europeos o los propios árabes. Barreras culturales hay las que se quieran poner.

-¿A saber?

-En el Líbano, donde hay muchas confesiones, las fronteras culturales surgen cuando se colocan barricadas en la religión. Cuando uno define su identidad para atacar al otro puede llegar a convertirla en una identidad asesina.

-Rezar a Dios o a Alá. ¿Hay diferencia?

-Como dijo uno de los ascetas musulmanes sevillanos del siglo XII, el Dios único es único, que cada uno le llame como quiera y le invoque como quiera. Podemos jugar a pelearnos por el nombre que le demos a ese Dios único.

-¿En Córdoba hay mezquita o catedral?

-En Córdoba hay una catedral emblemática, que es la Mezquita. Es innegable que hoy, esa mezquita, es un templo católico. De igual modo que la mezquita Omeya de Damasco es una antigua iglesia.

-¿Quiere decir que son términos inseparables?

-Lo mismo ocurre en la Alhambra de Granada: el palacio de Carlos V está hecho sobre la parte privada del recinto de los nazaríes. El resultado es un recinto del siglo XIII al XV que tiene dentro un palacio renacentista. ¿No sería una locura intentar separar sus elementos?

-¿Qué ha cambiado respecto al mundo árabe que conoció?

-En el Iraq que conocí los cristianos visitaban las mezquitas, y al revés. Se ha producido una islamización de las sociedades. Antes se veían bastantes menos velos que ahora.

-¿De ahí que debatamos su prohibición en las aulas?

-No es esa la cuestión. Lo que quiero decir es que antes la religión no tenía tanta fuerza. Las cofradías de Semana Santa también se han convertido en medio de articulación social, igual que ocurre en el mundo islámico con las cofradías de los santones.

-¿Qué perlas ha descubierto de nuestro pasado árabe?

-Algunos refranes con mil años de antigüedad. Por ejemplo, sobre la dicotomía entre Sevilla y Triana he encontrado dos refranes contrapuestos. Uno dice: "Triana comete la falta y Sevilla carga con la culpa".

-¿Y el contrario?

-Cuando se produce un delito, la gente de Sevilla dice: "Triana pagará la culpa". ¿Le digo alguno más?

-Claro.

-Éste habla de cómo comportarse en la vida: "No seas tan dulce que te coman, ni tan amargo que te escupan".

De Berlanga a Bagdag

Este arabista de 58 años, natural de Berlanga (Badajoz), sabe cosas tan curiosas como que los árabes desembarcaron en Andalucía creyendo que la Península era una isla del Atlántico segada del continente por la confluencia entre el Rhin y el Danubio. Padre de dos hijos -Zaida, que murió pequeña de leucemia, y Gonzalo, que ahora trabaja en Madrid- vivió 5 años en Bagdag y desde hace 28 tiene fijada su residencia en la capital de Andalucía, donde imparte clases de Historia de Al Ándalus, Historia del Islam y Literatura Andalusí. Hoy toma posesión como Académico de las Buenas Letras, con un discurso titulado El aire de Sevilla. Los refranes de la Sevilla árabe, a la sombra de Pascual de Gayangos, en el que rinde homenaje al padre del arabismo español, un sevillano nacido en 1809.

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