Carmen Garrido, conservadora del Museo del Prado

"Encontramos cinco ojos en el toro del 'Guernica' de Picasso"

  • Carmen Garrido es una de los cien nietos del catedrático Fermín Garrido Quintana, iniciador de una estirpe tan fértil que, cuando se reunieron por última vez sumaban seiscientos. Especializadaen el estudio técnico de la pintura es experta en Velázquez y madre de tres hijos. A sus 64 años trabaja en un libro sobre el Greco.

-¿Siempre mira los cuadros con rayos X?

-Mi especialidad es el estudio técnico de la pintura. No se imagina la de cosas que se pueden descubrir mediante los rayos infrarrojos y las radiografías.

-¿Cómo llegó al oficio?

-Hice Historia del Arte y después entré en el Instituto de Conservación y Restauración. Su director quería que los historiadores aprendiéramos a estudiar los cuadros con técnicas de laboratorio. En eso consistió mi tesis. 

-¿En su casa había afición al arte?

-En mi familia eran de ciencias. Mi padre y mi madre eran químicos. Y lo curioso es que yo, sin serlo, he tenido que aprender a hacer análisis químicos y físicos básicos para mi trabajo.   

-De su padre cuentan que sacó filetes del petróleo.

-Mi padre, José Garrido, fue un bioquímico muy premiado. Lo que hizo fue obtener proteínas del petróleo, algo que hoy debe de estar superado pero que entonces fue un gran descubrimiento.

-¿Vivían cerca del Museo del Prado?

-Nací en la calle de Goya y estudiaba en el colegio de la Asunción, en la calle Velázquez. ¡Parece de broma, a la luz de mi trayectoria posterior!

-Siempre entre Goya y Velázquez…

-Cuando publiqué mi primer libro sobre la técnica de Velázquez, una compañera del museo me rebautizó como la amante secreta de Velázquez.

-¿Cuántos cuadros han pasado por su lupa de experta?

-En el museo he investigado 3.000 cuadros. Analizando la obra completa de un autor se determina cómo pinta en las distintas épocas.

-¿Circulan muchas falsificaciones?

-De Velázquez apenas las hay, su técnica es más difícil y siempre ha estado guardado en palacio. Del Greco, muchas. Llegaron a venirme seis de una vez. Tenía un taller enorme, donde se pintaba a demanda.

-¿Qué otros secretos han desvelado sus rayos X?

-La condesa de Chinchón tiene tres retratos, uno encima de otro. Detrás de ella está José Álvarez de Toledo. Y encima de éste, Manuel Godoy.

-¡Histórico menage à trois!

-Tiene su explicación. Álvarez de Toledo estaba casado con la duquesa de Alba, la famosa Cayetana de la época de Goya. ¡Igual ésta no quería más retratos suyos cuando murió! Y Godoy se casó con la condesa de Chinchón, en matrimonio de conveniencia.

-¿Pero por qué reutilizó las telas?

-Para aprovecharlas y economizar recursos. Le dio la vuelta al cuadro y pintó a la condesa en el otro sentido, dejando a los señores boca abajo.

-¿Cuánto pagó por ese cuadro El Prado?

-Unos 4.000 millones de pesetas. Es el mejor retrato que hizo Goya. El titular de Cultura era entonces Rajoy. Le dije: "Ministro, debe de estar contento, hemos comprado tres cuadros por el precio de uno".

-¿Goya repintó algo más?

-Sus pinturas negras tienen otras debajo, según descubrí en el año 85. Cuando llegó a la Quinta del Sordo, donde vivió tres años a partir de 1821,  llenó los muros de dos habitaciones de paisajes muy alegres.

-¿Y qué le hizo cambiar?

-Cayó en una depresión, fruto de la enfermedad y de la situación política que le llevó al exilio. Embadurnó todo de negro, fuera paisajes, y surgieron las pinturas con un dramatismo bestial.

-¿Sobre los paisajes anteriores?

-Debajo de Saturno devorando a su hijo encontramos a un personaje bailando, con la pandereta en la mano.

-¿Quién salvó esas pinturas?

-Goya dejó la casa en el año 24 y murió en Burdeos. A finales del siglo, cuando iban a derribarla, el barón d'Arlanger  ordenó arrancar las pinturas y pasarlas a lienzos y las llevó a la exposición del fin del siglo en París.

-¿Y…?

-No tuvieron ningún éxito, por fortuna para nosotros. Por eso están en España. 

-También fue la primera en analizar el Guernica.

-Recién llegado a España, con una emoción tremenda y un guardia civil vigilándonos metralleta en mano. ¡Con el infrarrojo encontramos en el toro hasta cinco ojos!

-No me diga.

-También comprobamos que el guerrero tumbado en el suelo tiene un cambio de última hora. Picasso estuvo trabajando en el cuadro hasta la misma noche que se lo llevaron a la Gran Exposición de París.      

-¿Cada cuadro tiene su historia?

-Algunas increíbles. El Pasmo de Sicilia naufragó recién pintado. Llegó siglos después a España y, durante la invasión napoleónica, fue llevado a Francia y traspasado a lienzo. Cuando lo devolvieron a Madrid hubo que desmontar un arco romano para que pasara.   

-¿En la Guerra Civil viajaron muchos cuadros?

-Cuando el Gobierno de Madrid salió hacia Valencia se trasladaron muchos cuadros del Prado y el Escorial. Habían caído bombas sobre el museo y les entró pánico.

-¿Y los dejaron en  Valencia?

-De Valencia los subieron a Barcelona, acompañados siempre de un restaurador del Prado. Lo organizaron muy bien, con pocos medios.

-¿Donde acabó la aventura?

-En el año 39 hubo una exposición importante en Ginebra y Naciones Unidas nos pidió que participásemos. Y una vez los cuadros en Ginebra… ¡estalla la II Guerra Mundial!   

-Pero se recuperaron.

-A la vista está. Se los trajeron de Ginebra a Madrid en un convoy de trenes identificado con el anagrama de Cruz Roja, de noche y sin luces.

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