Isaac J. Martín. Corresponsal en el Mundo Árabe

"Cuando estás en el frente, el 90% del tiempo es espera"

El corresponsal en el Mundo Árabe, Isaac J. Martín. / CARLOS GIL

El corresponsal en el Mundo Árabe, Isaac J. Martín. / CARLOS GIL / Carlos gil

-¿Cómo contó en casa que se iba a trabajar en uno de los lugares más conflictivos del planeta?

-Tengo una anécdota. En mi familia tenemos un grupo de Whatsapp. Un día, cuando cubría la liberación de Mosul, envié un mensaje para decir que ya había llegado al hotel. Mi madre sólo me contestó Ok. Ese mismo día, mi hermano puso otro mensaje diciendo que salía de Málaga para ir a Granada. Mi madre le pidió que tuviera mucho cuidado, que si la carretera... En casa siempre han sabido que acabaría trabajando en el mundo árabe.

-¿Cómo es estar en primera línea?

-Cuando estás allí, el 90% del tiempo es espera. Realmente, sobre el terreno, a veces no eres consciente. Escuchas los tiros, ves las ruinas, pero parece un videojuego. Lo que me sorprendió fue el olor a muerte.

-Su trabajo es ir, ver y contar.

-Ir, ver, contar e intentar comprender el contexto. Muchos están obsesionados con el frente, pero para mí no es tan periodístico. Estuvimos trabajando en un campo de refugiados, donde sobre todo seguimos a los niños. Cuando llegan, dibujan banderas del Estado Islámico. Todo lo pintan negro y rojo. Allí se trabaja con ellos. Uno de esos niños acabó por dibujarse en el jardín de su casa, que había ayudado a reconstruir.

La ciudad había estado sitiada tres años y aquel hombre salía con todo lo que tenía en una bolsa"

-Estuvo en la caída de Mosul.

-El casco antiguo es como el Albaicín. Entramos andando. Cuatro días antes habían muerto tres periodistas al pisar una mina. Íbamos un grupo de japoneses, iraquíes y nosotros. En un momento me quedé solo. Vi a un hombre que sólo llevaba una bolsa. La ciudad había estado sitiada tres años y aquel hombre salía de allí con todo lo que tenía en una bolsa. Me hizo gestos para que me acercara. Dudé. Había terroristas con explosivos adosados que se inmolaban cuando llegaban a los puestos de soldados. Le di la mano.

-¿Es necesario estar tan cerca?

-Es totalmente necesario ir al terreno y evitar el periodismo de sofá, pero nunca se está, desgraciadamente, lo suficientemente cerca de la noticia, y más en los países que cubro, donde la transparencia en los organismos oficiales, por lo general, brilla por su ausencia. Las barreras que aparecen son las que nos hacen agudizar el ingenio y, gracias a ello, aprendemos a movernos.

-Lo ocurrido en Cataluña ha puesto el foco en la labor de los corresponales extrajeros.

-Es demasiado fácil caer en la propaganda cuando cubres otro país. No sólo es fácil, sino que en algunos países de los que conozco tienes que caer en esa propaganda obligatoriamente ya que tus fuentes, tú mismo o tu cobertura corren peligro. En Cataluña, el Govern aparecía día sí y el otro también en medios extranjeros. El Gobierno central ha tardado en aparecer y algunos medios extranjeros se quejaron de esa estrategia. Por eso mismo, algo que creo injusto, se le acaba acusando al corresponsal de partidista. Lo más fácil es acusar directamente con el dedo a quien informa.

-¿Cómo se cuida la salud mental cuando se trabaja en zonas de conflicto?

-La salud mental es un gran tema que poco se trata en nuestro terreno y demasiado importante. Cuando me envían a cubrir un conflicto, trato de, después de trabajar, hablar con mi familia y mis amigos y discutir temas triviales. Nunca me preguntan de manera detallada por lo que hago. Pero es algo que no afecta sólo a los corresponsales. Cualquier profesional de la comunicación está expuesto a situaciones complicadas. Periodistas locales que ahora cubren atentados y nunca se han visto en esa situación, como ejemplo. Su labor es la misma que la de un reportero de conflicto y tiene el mismo valor.

-¿Echa de menos la información local?

-Echo de menos todo lo que tenga que ver con mi ciudad, pero la suerte de ser corresponsal es que tratamos todos los temas. He contado la caída de Mosul, sí, pero antes de ir allí hice un reportaje de moda en El Cairo, cubro temas de Egiptología... Hasta mundiales de baloncesto. Eso también es importante destacar. Muchas veces el público se queda, sobre todo en los países que cubro, con el conflicto, la muerte y la pobreza, pero pese a la adversidad, hay un gran sentimiento de superación y de ganas de reconstruir. Poca gente se queda con eso.

-Lleva reloj de manecillas...

-Lo llevo por mi abuelo. Con 5 o 6 años le hacía entrevistas en papel y lápiz. El reloj pocas veces funciona.

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