IX Legislatura Constituido el Congreso de los Diputados

Bono logra presidir el Congreso sin alcanzar la mayoría absoluta

  • Se convierte en presidente de la Cámara Baja con el rechazo de todos los nacionalistas, excepto CC· Elogia a Alfonso Guerra un día después de declarar éste que no lo hubiera elegido para el cargo

Desde la restauración democrática, todos los presidentes del Congreso de los Diputados salieron elegidos por mayoría absoluta. José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha y ex ministro de Defensa, necesitó de una mayoría relativa para convertirse en la tercera autoridad del Estado.

En la primera votación, sólo consiguió el respaldo de 168 diputados, uno menos de los 169 que componen el Grupo Socialista. En la segunda, logró 170 sufragios. Si en las dos votaciones recibió el respaldo de Gaspar Llamazares, de IU, y el de los dos diputados del Coalición Canaria (CC), en la primera votación cuatro diputados socialistas no le respaldaron -uno de ellos, al parecer, se equivocó-, y en la definitiva, dos.

En su intervención, Bono, genio y figura, no defraudó a nadie. Al Grupo Popular le arrancó una sonora ovación cuando recordó al diputado del PP Gabriel Cisneros, fallecido el verano pasado, como "uno de los padres de la Constitución y ejemplo como parlamentario" -quizás debió referirse también a Alfonso Perales y Rogelio Baón, también desaparecidos-. Pero sin duda, el momento cumbre lo protagonizó cuando, tras recordar a su predecesor, Manuel Marín, y a Landelino Lavilla, elogió a Alfonso Guerra como el único diputado que continuaba en la Cámara Baja desde las primeras elecciones democráticas, en 1977. La alabanza no hubiera tenido mayor importancia si el ex vicepresidente del Gobierno no hubiera declarado públicamente un día antes, en un programa radiofónico, que si hubiera sido por él, Bono no hubiera presidido el Congreso. Dicho esto, lo del ex presidente castellano-manchego sonó a jabón, mucho jabón.

En el resto de su discurso, Bono apostó por una presidencia marcada por la "moderación y la palabra", y declaró que quería ser "el presidente de todos", especialmente de "las minorías".

Momentos antes de tomar posesión de su cargo, el ex ministro de Defensa departió en el mismo hemiciclo con el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, con quien debió zanjar la polémica sobre la "guía telefónica" y los "cabestros". Pelillos a la mar.

Pero su elección tuvo más de un escollo. El PP presentó a Ana Pastor como candidata alternativa, algo inusual en la reciente historia parlamentaria. Pero sólo sirvió para que dos diputados populares rompieran la disciplina de voto: sólo logró 152 sufragios de los 154 del Grupo Popular.

En la elección de los vicepresidentes, se cumplió el guión previsto: Teresa Cunillera, del PSC, logró la vicepresidencia primera, con 131 votos; Ana Pastor, del PP, la segunda, con 77; Jorge Fernández Díaz, del PP, la tercera, con 76, Jordi Jané, de CiU, la cuarta, con 63. No obstante, un diputado popular no votó y la diferencia entre Pastor y Fernández fue más ajustada de lo previsto.

El diputado del PP por Sevilla Juan Manuel Albendea presidió el arranque de esta sesión como el diputado de más edad (71 años), y cumplió con nota una soporífera sesión.

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