España

Consejos catalanistas a Puigdemont para que convoque ya las elecciones

  • El PNV, sus 'consellers' del PDeCAT y dos de ERC le piden que sortee la aplicación del artículo 155 mediante un adelanto electoral

  • El 'president' aún no ha decidido su presencia en el Senado, jueves o viernes, pero el pleno del 'Parlament' comienza mañana a las 10:00

  • El Gobierno y el PP cambian de opinión, ahora no le bastaría sólo con unos comicios para paralizar la intervención de la Generalitat

Carles Puigdemont, ayer, camino de la reunión del Consejo de Gobierno.

Carles Puigdemont, ayer, camino de la reunión del Consejo de Gobierno. / andreu dalmau / efe

Los publicistas de Carles Puigdemont cuentan que es un hombre que sabe escuchar y que "empaqueta" muy bien, y no es que se dedique al transporte, sino que sabe cómo concluir con una acción toda la información que va demandando; al fin y al cabo, es periodista, aunque sus resultados después de tanta consulta sean, realmente, confusos. Desde el lunes pasado, el presidente de la Generalitat está recibiendo a personas de su círculo de influencia en el Palau de la Generalitat, pero éstos están divididos entre dos posturas irreconciliables. Artur Mas y la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, le han transmitido que debe salvar a la Generalitat de la intervención, convocando elecciones autonómicas, aunque las llame como él quiera, pero sin que medie declaración de independencia. En esta tesis están también todos los consellers del PDeCAT en el Govern y dos de ERC: Carles Mundó y Toni Comín, de Justicia y Salud.

Los otros, que son casi todos los de ERC y los de la CUP, sus socios en el Parlament, se lo dejan claro: la única salida es la proclamación de la república. Pero ayer se sumaron algunas voces amigas para respaldar la primera de las opciones. Una de ellas es la del líder del PNV, Andoni Ortuzar: si se trata de salvar a las instituciones históricas del 155, "yo convocaría las elecciones".

El PNV es un partido amigo del nacionalismo catalán y un socio histórico de ERC desde los tiempos de la Segunda República. Además, su lehendakari, Íñigo Urkullu, ha tratado de mediar durante los últimos días entre el Ejecutivo y el Govern. La opinión de Ortuzar no es una más. Y a ella se suman las de ocho destacadas personalidades catalanas del mundo de la cultura, la empresa y el derecho. Eugeni Gay, que fue vicepresidente del Constitucional; Jordi Albarich, ex director general del Círculo de Economía; Jaume Lanaspa, ex director de la Fundación la Caixa, y Juan José López Burniol, el gran notario de Barcelona, entre otros, emitieron un escrito en el que aconsejaban la convocatoria. A ello hay que añadir un mensaje, aún no muy explícito, de la Seat, la gran fábrica de Cataluña: seguirá en la comunidad mientras haya seguridad jurídica y siga dentro de la Unión Europea. Seat cuenta con cerca de 15.000 empleados en las tres plantas que posee en Cataluña. Eso sí que es contar con un botón rojo.

El ex president socialista José Montilla intervino en la Cámara catalana, donde fue citado por su condición de senador autonómico, y le aconsejó lo mismo: convoque las elecciones "por patriotismo". Montilla aún no ha aclarado qué hará el viernes en el pleno del 155. Su opinión también cuenta. Montilla lideró parte de la protesta institucional contra la sentencia del Estatuto en el Constitucional.

Ahora que se celebran los 40 años del regreso de Josep Tarradellas a Barcelona y la reinstauración de la Generalitat después de otras cuatro décadas, la tesis de quienes defienden las elecciones es que este proceso no puede concluir con la intervención de la institución, que de facto es una suspensión temporal del autogobierno. ¿Merece la pena? Esa es la idea fuerza de quienes estos días intentan la rectificación de Puigdemont. La Generalitat no cayó del cielo ese día, la primera idea de Adolfo Suárez fue crear un Consejo General de Cataluña, pero optó por la histórica institución de la mano de quien era su presidente en el exilio. También tuvo mucho que ver que en las elecciones de 1977 Cataluña votó al PSC y al PSUC, y que Suárez prefirió el nacionalismo moderado a las fuerzas de izquierdas. Jordi Pujol ha sido un hombre con mucha suerte para encajarse entre las necesidades de los contrarios.

Pero este supuesto mecanismo de sortear el 155 se puso en duda ayer desde el Gobierno y desde el PP. Si hasta el lunes, Moncloa soñaba con que Puigdemont se rindiese con la convocatoria electoral, ahora se trata de que haya comicios y algo más. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, aseguró que una simple convocatoria no es suficiente. Esta idea no es compartida por los socialistas. El líder del PSC, Miquel Iceta, viene trabajando en este sentido: que no haya ni 155 ni DUI (declaración unilateral de independencia) mediante estos comicios. La portavoz parlamentaria, Margarita Robles, aseguró que el 155 "no tendría sentido" si hay elecciones.

Con independencia de lo que finalmente hiciese el Gobierno en ese caso, lo cierto es que Carles Puigdemont está habilitado para disolver el Parlament y convocar elecciones hasta que sea destituido, ocurra esto el viernes por la tarde o el sábado. Hasta entonces, ese decreto sería conforme a la ley, por lo que la propuesta del 155 tendría que ser reformada en el Senado para impedir las elecciones. Este es un escenario que teme el PSOE porque volvería a darse una situación en la que el Gobierno central se opone a las urnas mientras que los independentistas le cuentan al mundo que España les niega la democracia. Muy difícil de parar: una convocatoria sin DUI llevaría a elecciones sin 155, aunque el proceso seguiría rodando, que parece ser que es la verdadera naturaleza.

Mientras Puigdemont siga pensando ir al Senado, la opción de las elecciones estará abierta. El presidente de la Cámara Alta, Pío García Escudero, le envió ayer la carta preceptiva en el que lo informa de la apertura del 155 y le pide que presente alegaciones antes de mañana a las 10:00. Además, podrá intervenir en la comisión senatorial, a partir del jueves a las 17:00, para explicarlas en un debate donde intervendría alguien del Gobierno. Puede ser el mismo Mariano Rajoy, aunque falta la confirmación. Si no es así, también se le ofrece acudir al pleno del Senado el viernes, a las 10:00, también a un cara a cara con el Ejecutivo, aunque en ese momento la comisión ya habrá aprobado su dictamen. Tiene el valor político, pero no jurídico, no afectaría al dictamen que se lleva a votación.

Algo que no se ha comprendido en el PSOE ni en los partidos nacionalistas del Senado es por qué el PP se ha negado a que Puigdemont pudiese intervenir esta mañana, tal como lo había solicitado. El presidente de la Generalitat tiene un pleno en el Parlament que comienza el jueves y seguirá el viernes, por lo que en su agenda es difícil de casar las dos convocatorias; es el reflejo de las dos opciones irreconciliables entre las que deberá elegir. El pleno del Parlamento catalán ha sido convocado mañana, a las 10:00, por Junts pel Sí y la CUP para proclamar la república, aunque eso no figura en el orden del día, sino la respuesta de la institución a la aplicación del 155.

Pero en el Parlament hay fuertes movimientos para declarar la independencia sin dar opción a que el presidente convoque las elecciones. El parlamentario de la CUP Carles Riera confirmó que el Govern maneja la dos salidas, y una de ellas son los comicios, a los que se oponen tanto los cuperos como los parlamentarios de ERC. Para Riera, las elecciones "abortarían" el proceso de independencia y convertiría a Cataluña en "una colonia". En definitiva, una rendición. "Es el arma nuclear que anula el referéndum del 1 de octubre", dijo.

En un argumentario que se ha entregado a los diputados de Junts pel Sí se dan las razones para aprobar la declaración en el pleno que comienza el jueves. Este es uno de los problemas que el mismo Puigdemont y, en especial, Artur Mas han ido construyendo con tesón: sin un plan B, fueron involucrando a partidos y a las organizaciones sociales de Òmnium y la ANC, a la que nutrieron con fondos, para llegar a una independencia a la carta, por la que Cataluña podría seguir en la Unión Europea, bajo el paraguas del euro y agraciada con una bonanza económica desconocida.

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