Crónica personal

Falta un asunto importante

YA se han constituido el Congreso de los Diputados y el Senado con la algarada habitual de sus señorías de Podemos, que considera el Parlamento como una pista de circo, sin el menor respeto a la Cámara en la que se toman las decisiones que más les importan a los ciudadanos españoles.

La legislatura ha echado a andar y Ana Pastor ha sido elegida presidenta del Congreso de los Diputados sin dificultades, con los apoyos previstos y alguno más. Incluso los socialistas, que no la votaron, reconocían abiertamente su respeto por su trayectoria y su talante. Cosas de la política que llevan a respaldar a quien no gusta y rechazar, sin embargo, a quien cuenta con el beneplácito de aquellos que le niegan el voto.

El PSOE no ha conseguido hacerse con el control de la Mesa del Congreso como en la legislatura anterior, y la situación de Pedro Sánchez, con aspecto meditabundo, nada tiene que ver con el candidato que hace sólo tres meses se veía ya a las puertas de La Moncloa y acusaba a Mariano Rajoy de soledad y ensimismamiento.

Hoy es esa la impresión que transmite un Pedro Sánchez, que además acumula serios problemas en su partido, aunque no los quiere ver. Podemos está lejos de compadrear nuevamente con el líder socialista, mientras Ciudadanos reniega de aquel pacto de gobierno de la legislatura anterior que le hizo perder como medio millón de votos.

Queda ahora un asunto importante por resolver: el nuevo Gobierno.

En Ciudadanos se mantienen en sus trece e insisten en que no piensan votar a favor de la investidura de Rajoy, y los propios negociadores del PP afirman que Rivera y Villegas muestran una dureza en sus posiciones que hoy parece inamovible, aunque situaciones más difíciles se han salvado en el último minuto. La impresión es que el apoyo de Ciudadanos sólo se produciría si viera peligrar la elección de Mariano Rajoy. No es que a Rivera le entusiasme el actual presidente en funciones, pero sabe que si impide su elección, facilita que Sánchez se convierta en presidente, o se va a unas nuevas y terceras elecciones…

Ciudadanos quedaría kaput, fuera de juego. Su aventura política habría durado apenas dos años. Los votantes de Ciudadanos, como se ha visto con nitidez el pasado 26 de junio, no están por la labor de virar a la izquierda. Ésa es la fuerza de Rajoy, la que le permite ese rostro de hombre tranquilo, como la película protagonizada por John Wayne, que se gasta en estos días de incertidumbre.

Queda todavía tiempo para la investidura. Rivera quería retrasarla a finales de agosto, pero explican en el PP, con razón, que no da tiempo a aprobar el techo de gasto que permite elaborar los Presupuestos, que deben entrar en el Congreso de los Diputados en el mes de septiembre. Estamos por tanto ya con el cronómetro en marcha y los negociadores trabajando contrarreloj para que se elija presidente cuanto antes.

¿Cambiará Ciudadanos su posición actual para votar finalmente a Rajoy? ¿A cambio de qué? Son preguntas que no tienen respuesta.

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