España

Preparado para la batalla

  • La conexión entre Rubalcaba y Zapatero es perfecta, con un reparto claro de papeles: el presidente asumirá las políticas más impopulares y, por ello, su número dos podría dejar de ser portavoz del Gobierno

L O tiene todo controlado, incluida la posible crisis de gobierno. No tengan la menor duda: si Zapatero acomete cambios en su Gobierno, será de acuerdo con Rubalcaba e incluso los hará, si los hace, teniendo en cuenta sus sugerencias. Tampoco tengan la menor duda de que en estos momentos es Alfredo Pérez Rubalcaba quien está al mando, y está porque quiere Zapatero.

La conexión entre los dos es perfecta, con un reparto claro de papeles: Zapatero será el encargado de asumir las políticas más impopulares, de ahí que se estén planteando los dos la conveniencia de que Rubalcaba debe las funciones de portavoz, que podrían ser asumidas por el ministro de la Presidencia y hombre de la máxima confianza de Rubalcaba: Ramón Jáuregui. En cambio no se contempla, de momento, que abandone Interior.

La operación Rubalcaba se diseñó el verano pasado y su principal promotor era José Blanco. Contaban con el apoyo de gran parte del partido y también con el de algunos referentes del PSOE aunque no han tenido ningún protagonismo en la etapa de Zapatero: los ministros más políticos de los gobiernos de Felipe González, compañeros de Rubalcaba además de amigos. Ellos forman parte del núcleo que se afana ahora para que el vicepresidente pueda ir escalando puestos en las encuestas.

Rubalcaba cuenta por tanto con el apoyo de la plana mayor del felipismo y, desde luego, con las bases socialistas. O con la mayoría de esas bases. "Es el único capaz ahora mismo de movilizar a la militancia", comenta uno de sus apoyos felipistas, para añadir que "Lo que hace falta es saber si también moviliza a los votantes. Ése es su reto".

Tenía otro, que está ya resuelto: hasta qué punto puede contar con sus compañeros de gobierno. Con José Blanco, desde luego. Eso no significa que el vicesecretario general del partido y ministro de Fomento se haya pasado con armas y bagajes a la acera de Rubalcaba, entre otras razones porque el primero que apuesta por Rubalcaba es el propio Zapatero, hacia quien Blanco ha demostrado una lealtad que nadie discute. Su apoyo actual a Rubalcaba se produce por amistad y lealtad -también- al vicepresidente pero además porque hace tiempo que llegó a la conclusión de que él tenía un techo en el PSOE y lo había alcanzado, y que por tanto debía dedicarse a apoyar al mejor para tratar de ganar las elecciones.

Carme Chacón, conociendo la operación Rubalcaba y sospechando que Zapatero no se presentaría a la reelección, dio un paso al frente: ella representaba a la generación más joven, más apropiada para salir de la situación que sufre el partido. Varios fueron los intentos -sutiles unos, menos otros- de disuadirla, hasta el último momento estuvo decidida a presentarse a unas primarias y creía contar con el apoyo de Rodríguez Zapatero. No lo tenía, y finalmente decidió retirar su candidatura a la espera de tiempos mejores: en el congreso del PSOE, cuando se celebre -está previsto en julio de 2012 si no se adelanta- Carmen Chacón jugará sus cartas.

Es evidente por tanto que Rubalcaba no cuenta con el apoyo de Chacón aunque, conociendo a la ministra -que mantuvo una conversación telefónica con Rubalcaba tras su renuncia- será leal con el candidato. Pero no estará en el grupo de los promotores más activos de Rubalcaba, como Blanco, Elena Salgado o Jáuregui. Trinidad Jiménez es rubalcabista además de zapaterista, pero su trabajo como ministra de Exteriores le impide una excesiva dedicación a la candidatura; Leire Pajín por su parte, muy zapaterista, empieza a ser rubalcabista también a pesar de su estrecha relación personal con Chacón. Chaves no cuenta, es un político en declive y nadie se preocupa de hacerle partícipe de estrategias o proyectos a pesar de ser presidente del partido; es más, a varios socialistas se les nota que les incomoda su presencia, es un lastre desde que empezaron a parecer noticias sobre su gestión en Andalucía. Y el resto del Gobierno se muestra muy cercano a Rubalcaba en esta nueva etapa de su vida política: unos por amistad de años y otros por compañerismo, han demostrado explícita o implícitamente que puede contar con ellos .

Hay una excepción: Ángeles González Sinde. Siempre ha creído que su nombramiento como ministra de Cultura se lo debe al marido de Chacón, muy vinculado al mundo del cine, aunque personas cercanas a Zapatero aseguran que Miguel Barroso no tuvo nada que ver. Sin embargo Sinde, llegado el caso, estará junto a Rubalcaba si el actual vicepresidente le pide algún tipo de colaboración. Lo que ocurre es que el propio Rubalcaba tiene importantes relaciones en el mundo de la Cultura.

Rubalcaba sabe, desde agosto, que su candidatura tenía todas las de ganar en el partido. Y una vez comprobado que efectivamente era así, ahora se dedica en cuerpo y alma a conseguir que esa candidatura tenga todas las de ganar en las elecciones generales.

Medios y entusiasmo no le faltan, pero su principal adversario no es el PP, sino el propio Zapatero: las políticas y la gestión del presidente del Gobierno durante estos años y, se temen los socialistas, la gestión de los meses que quedan por delante.

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