La decisión del Ministerio del Interior de conceder el tercer grado penitenciario al secuestrador de Ortega Lara, el etarra Josu Uribetxebarria Bolinaga (lo que le abre la puerta a la libertad condicional), ha generado el mayor debate y desencuentro interno del PP en los últimos años, que se escenificó en la reunión que mantuvo ayer el Comité Ejecutivo.

El presidente del Gobierno apoyó a su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, mientras que la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, respaldaba la posición del ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja. Al tiempo, el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, advertía que la división interna le perjudica de cara a las autonómicas de octubre y y el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, reclamaba que los debates se hagan en el seno del partido y no en los medios de comunicación, informaron a Europa Press fuentes populares.

Las fuentes explicaron que el titular de Interior realizó una larga intervención, que se extendió por espacio de una media hora, para explicar los motivos que le habían llevado a conceder el tercer grado al etarra Bolinaga, que se encuentra enfermo de cáncer en un hospital de San Sebastián. Fernández Díaz explicó la situación actual de la política penitenciaria contra ETA, mediante una cronología y un relato de su actuación, paso a paso, afirmando que no depende de que le guste o no lo que ha hecho, y explicando que la aplicación de la Ley impedía hacer otra cosa.

De hecho, se centró en el artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario en el que se dice que "los penados enfermos muy graves con padecimientos incurables, según informe médico, con independencia de las variables intervinientes en el proceso de clasificación, podrán ser clasificados en tercer grado por razones humanitarias y de dignidad personal, atendiendo a la dificultad para delinquir y a su escasa peligrosidad".

Según el ministro, ese "podrán", en el contexto jurisprudencial, implicaba hacer lo que han hecho, es decir, conceder el tercer grado a Bolinaga.

El ex ministro y ahora eurodiputado Mayor Oreja precisó que no tenía previsto intervenir pero que se veía obligado al escuchar al Fernández Díaz decir que ETA está derrotada. En este sentido, precisó que no puede dejar pasar esa afirmación cuando, en su opinión, la banda, lejos de haber sido derrotada, está alcanzando el poder. Aprovechó, además, para puntualizar las afirmaciones del titular de Interior, alegando que cuando él dejó el libertad a algún preso enfermo fue en otro contexto. Puso el ejemplo de la concesión del tercer grado a Jon Idígoras, portavoz de Batasuna, que se encontraba enfermo con un enfisema pulmonar. Según Mayor Oreja, la salida de Idígoras se produjo en un contexto en el que Batasuna estaba siendo ilegalizada, pero ahora, recalcó, ETA está alcanzado el poder.

No obstante, y según explicaron después dirigentes del PP presentes en la reunión, la afirmación de Mayor Oreja no se ajusta exactamente a la realidad por las fechas en las que se produjeron los acontecimientos que citó, ya que la excarcelación de Jon Idígoras se produjo el 26 de mayo de 1998, mientras que la primera ilegalización de Batasuna tuvo lugar en 2002.

La esencia de la intervención de Mayor Oreja se vio apoyada, en parte, por la presidenta madrileña, que cuestionó si el "podrán" del artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario no podía haberse interpretado de forma más restrictiva. A la discusión se sumó el presidente del PP vasco y candidato a lehendakari en las elecciones vascas del 21 de octubre. Basagoiti hizo un llamamiento a la unidad y dijo que la discusión le perjudica de cara a los comicios.

El ministro de Asuntos Exteriores también criticó que este asunto se haya discutido en los medios de comunicación, criticando así veladamente a Mayor Oreja.

Rajoy hizo una defensa de la actuación del ministro del Interior y recalcó que se ha actuado con un "escrupuloso cumplimiento de la ley y absoluto respeto a las resoluciones judiciales", como han hecho "todos" los ministros del Interior de los Gobiernos del PP. Además, subrayó que el PP no ha tomado "atajos nunca" ni ha admitido "chantajes" de ETA.