España

La normalidad se vuelve a imponer

Ni han sorprendido ya las rastas de algún diputado de Podemos ni los largos juramentos que se marcaron sus señorías moradas, ni las bicis de Equo, y esta vez ni siquiera ha habido bebé. Seis meses después del choque emocional entre la política convencional y la más rupturista, se impone la normalidad.

"Prometo acatar la Constitución y trabajar para cambiarla. Nunca más un país sin su gente", dijo el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, cuando le llegó el turno de jurar o prometer la Carta Magna y después de que otros muchos de sus compañeros utilizaran fórmulas similares.

"Per la igualdad, la fraternidad y la libertad", fue la fórmula elegida por el portavoz de En Comú Podem, Xavier Doménech.

Pero todos se han acostumbrado a todos y parece que a todo en la primera sesión de la XII Legislatura en el Congreso, en la que repite el 90% de los diputados de la anterior.

Al contrario que en la sesión constitutiva del pasado 13 de enero, apenas se escucharon abucheos desde la bancada del PP o Ciudadanos, que han adoptado la pose de ignorar. Entre tanta normalidad, se coló un encontronazo entre el diputado de Podemos Manuel Monereo, un histórico comunista, con el socialista José Zaragoza, sentados en la misma fila y picados durante toda la sesión y una vez concluida.

Monereo le gritó varias veces "un poquito de urbanidad", mientras que el diputado socialista le decía "acuérdate de la pinza, de Anguita y Aznar", allá por el 96.

Se registró ayer también el primer invitado expulsado de la etapa Ana Pastor, hijo de la ex diputada del PP Teresa Gómez-Limón y afectado por el accidente de Alvia en Santiago de Compostela, que lanzó un papel de protesta desde la tribuna justo cuando la ex ministra de Fomento era proclamada presidenta del Congreso.

Una constitución que duró cuatro horas y media y que ha dado para buscar Pokémon dentro del hemiciclo -sin éxito porque no había ninguno- y para buenas conversaciones entre enemigos parlamentarios como la de Rafael Hernando, con Pablo Iglesias e Ínigo Errejón, primero, y después con Alberto Garzón y Xavier Doménech.

También el ministro en funciones de Sanidad, Alfonso Alonso, intercambió unas palabras distendidas con los dos diputados de Bildu y también con Garzón.

A los que no se vio hablar con otros compañeros más allá de un saludo cortés fue al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, acoplados en su escaño y en sus papeles.

También se formó ayer el Senado. La ex alcaldesa de Valencia y senadora del PP, Rita Barberá, investigada en el caso Imelsa, juró su cargo entre abucheos.

Tras acatar la Constitución, Barberá y el presidente del Senado, Pio García-Escudero, se abrazaron, y se levantó cierto barullo. Algunas voces en el hemiciclo pronunciaron un ¡oh! prolongado para expresar su malestar. "Celebramos que las Cámaras se humanicen", esgrimió en tono irónico el portavoz y senador de Unidos Podemos, Ramón Espinar.

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