Feria

Un buen rato de chatos entre amigos

La familia Toledo Guirado lleva una vida trabajando duro dedicados a acudir a todas las fiestas con el objetivo de hacerse un hueco en el mundo de los feriantes. Y sin duda, lo han logrado. Su negocio es uno de esos que lleva la esencia de la calidad y la tradición adherida a su nombre. Vinos Mayte, lleva 20 años haciendo disfrutar a todos de esos dulces chatos de vino al son de la música popular.

La propietaria, Paula Toledo, ha logrado el más difícil todavía en la vida del feriante: el reconocimiento. Este año, por diversas circunstancias, su puesto se ha visto obligado a cambiar su ubicación; motivo que ha provocado las iras en su fiel y numerosa clientela.

Jose Miguel Guirado, hijo de Paula Toledo, y su novia, son los encargados de llevar este año el puesto, pues su madre está en las fiestas de otro lugar.

Esta familia empieza su travesía el mes de abril en Andújar y acaba en octubre. Seis meses de duro trabajo que en estos últimos años, están siendo un poco más duos por la crisis, que se nota: "A pesar de trabajar en ferias, la cosa esta peor. La gente va mucho más de paseo que antes, paran menos", cuenta Guirado.

Pero sin duda, lo que hace inigualable a esta taberna ambulante, es su tinto: " El vino que hemos estado usando toda la vida es de Cariñena, en Zaragoza, nunca lo hemos cambiado". El chato que pone Vinos Mayte va acompañado siempre de una galleta que endulza y hace más peculiar si cabe sus sabor, del que se puede disfrutar por sólo un euro: "en otros sitios lo cobramos más caro, 1,10 o 1,20; en Jaén por ejemplo. Aquí es más barato por los precios tan bajos que pone la competencia".

"Yo pienso que aparte del trato, que en el caso de esta familia es extraordinario, la clave de su éxito está en el vino. Te puedes tomar 6, 7 u o 8 chatos seguidos que te lo digo yo: no te va a doler la cabeza. Además, son andaluces y tienen mucho arte, que más se puede pedir", cuenta Luís Pastor, que acude a la Feria con su esposa, Paqui Rodríguez, expresamente para disfrutar de sus vinos a diario. Y la tradición de éste matrimonio viene de lejos, pues "hace ya más de 10 años que los seguimos, desde que estaban en El Palmeral".

Por su parte, Rafael Bretones, es también un cliente fijo de Vinos Mayte, de los de toda la vida, y al igual que Luís Pastor, baja a diario a la Feria desde Huércal de Almería: "no hay año que me quede sin venir a esta taberna". José María Alonso, vecino de El Zapillo, también va a diario al nuevo recinto a pesar de que en el antiguo, los tenía mucho más cerca: " a pesar de estar más lejos, tengo la intención de venir todos los días".

En estos últimos dos años, al igual que los demás feriantes, la famila Toledo Guirado ha tenido algún que otro problema con la subasta de las ubicaciones y los precios dentro del recinto: "el año pasado teníamos un sitio mejor, pero este año, el lugar que nos ha tocado en muy malo. Lo peor de todo, es el dineral que nos hemos gastado para trabajar en un sitio en el que el negocio no funciona igual".

Por lo pronto, y esperemos que por mucho tiempo, Vinos Mayte siga endulzando la Feria con sus reconocidos chatos de vino.

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